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Colaboradoras del ECYD | Justi, Isi y Sofi: “Ha sido una experiencia de pequeños spoilers del Cielo”

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A lo largo del mes de enero de 2024, Justi Valdez y Sofi Sánchez, de Argentina, junto a Isi Goycoolea, de Chile, han sido colaboradoras del ECYD en Highlands School Los Fresnos. Hemos hablado con ellas y nos han compartido sus vivencias y aprendizajes durante este tiempo, reflexionando sobre cómo su misión en España les ha permitido crecer en su relación con Cristo y con ellas mismas. Una de las cosas que les han impactado de España ha sido el fin de semana de responsables del ECYD: “Eran 120 jóvenes que viven lo mismo todos los viernes por la tarde, pero desde lugares completamente distintos, con gente diferente… Se nota que el Regnum Christi es movimiento”, nos cuenta Sofi.
  • Justi Valdez: “Cuando llegué que no sabía cuál era mi misión. Pero tenía que dejar una huella de Jesús tras de mí en Los Fresnos.”
  • Sofi Sánchez: “Yo venía para conocer a Jesús y conocerme a mí misma; para descubrir lo que Él tiene pensado para mí desde antes de que me creara.”
  • Isi: “Dejé de explicar qué era ‘dar un mes’ y simplemente decía que venía de misiones”.

Las tres representan la alegría y el fuego misionero de la adolescencia del ECYD, la propuesta del Regnum Christi para los adolescentes. Ellas decidieron embarcarse en esta aventura sorteando diferentes obstáculos hasta poder llegar a Madrid a ser misioneras en Highlands School Los Fresnos, incluso renunciando a parte de sus vacaciones. Como nos cuenta Justi: “En verano normalmente saldría con mis amigos, iría a la playa y descansaría, porque es una época de descanso. Siendo colaboradora en verano, no descanso físicamente, vamos a 1000, pero me descanso el corazón y el alma”.

 

Pintando el club del ECYD de Highlands School Los Fresnos
Pintando el club del ECYD de Highlands School Los Fresnos.
¿Qué esperabais de este mes como colaboradoras en España?

Justi: Cuando llegué que no sabía cuál era mi misión. Pero tenía que dejar una huella de Jesús tras de mí en Los Fresnos. Es crecer en la relación con Jesús. En una charla que nos dieron sobre los dones, vi que el Espíritu Santo es como la adolescencia de Jesús por eso del fuego que todo se vive muy fuerte. Me gustaría tener esa relación tipo de adolescencia de fuego del Espíritu Santo con el Padre. Yo creo que es un poco eso de poder crecer en su relación, conocer a Él que vive en mí y en los demás.

Mis primas me dijeron: ‘Vas a algo parecido a la JMJ, y vas a ser misionera de Cristo’. Desde entonces dejé de intentar explicar qué era ‘dar un mes’ y sencillamente decía que venía de misiones.

Isi: En un principio, me costó decir que sí cuando me ofrecieron la idea de venirme. Dije que no muchas veces: que no quería venir, que no me llamaba la atención; eso de entregar un verano era, como, ¿para qué? Lo hablé con mi familia y tampoco entendían el porqué, hasta que hablé con mis primas, que había ido a la JMJ. Me contaron que sintieron la cercanía con Jesús y la gran familia que se formó con gente de muchos países. Me dijeron: ‘Vas a hacer algo parecido, vas a conocer una cultura nueva, un continente nuevo, un todo nuevo y vas a ser misionera de Cristo’. A partir de ahí dejé de explicar qué era lo de ‘dar un mes’ y sencillamente decía que venía de misiones.

 

Sofi: Yo venía para conocer a Jesús y conocerme a mí misma; para descubrir lo que Él tiene pensado para mí desde antes de que me creara, y para conocer el Regnum Christi en otro lado del mundo. Aquí es como un colegio donde nos quedamos todas las tardes en Adoración, preparándonos para la confirmación, asistiendo a cursos de Biblia; se vive muy intensamente todos los días. Saber que está en 26 países, que en todo el mundo hay gente con esta misma pasión, despierta curiosidades y deberes, ese fuego. Es como el highlight de mi semana, pero en otro país. Y si puedo ayudar, que así sea.

 

¿Cómo os animasteis? ¿Cómo fue ese tomar la decisión de ser colaboradora ECYD?

Justi: En mi familia, me costó un poco porque mi papá y mi hermano no son practicantes, y plantearles esto es complicado. Lo hablé con una consagrada, Coni Méndez, que me sugirió que se lo explicara como una herramienta de crecimiento personal que, entre otras cosas, me está brindando la parte espiritual. Mi papá me permite ir a todas estas actividades y sabe lo bien que me hacen. Nunca pensé que me iba a dejar ir, hasta el día que me dieron el destino. Le dije: ‘Qué lindo que no lo entiendas, que no lo compartas, pero que me veas feliz’. Y yo estoy feliz porque me permite hacerlo. Él entiende la parte espiritual y sabe que son herramientas personales, y eso es lo que importa.

Le dije: ‘Qué lindo que no lo entiendas, que no lo compartas, pero que me veas feliz’. Y yo estoy feliz porque me permite hacerlo.

Isi: En un principio, mi papá y los demás les daba miedo. Siendo la mayor, era como dejar salir a la más grande de casa, y eso generaba miedo sobre qué podría pasar. Mi abuela fue la primera en decir ‘no, que no vaya, ¿cómo van a dejar a la niña tan chica en otro continente? No, no, no’. Yo tampoco estaba segura, tenía miedo. Entonces, tuvimos la jornada nacional de responsables y presentaron a todas las que se habían ido ese año. Escuchar sus testimonios me hizo pensar: ‘Yo quiero eso, quiero tener ese mes para conocerme a mí misma, para conocer mi relación con Jesús y ser yo la del año siguiente’. Quería decirles: ‘Miren, yo me fui en una experiencia que no voy a olvidar y quizás prender esa llama en otra niñita que piensa como yo’. Llegué con esa idea a mis papás y a mi abuela, y todos estaban indecisos. Me acerqué a Sofía Lobeira, que está en el Cumbres, y le expliqué lo que me pasaba. Ella me dijo que podía ir y me sugirió decirles que un mes en misión se podía ver de otra manera: no como ‘hoy se va a ir y nos va a dejar aquí’, sino como ‘vas con una misión más concreta’. Así nos sentamos en la mesa, se lo expliqué y ellos se quedaron tranquilos. Me dijeron: ‘Bueno, todo esto está pasando porque Jesús quiere que vayas, así que te necesitan allí. Nos has dejado tu misión más clara’. Se convencieron y me dijeron que podía venirme.

Escuchar sus testimonios me hizo pensar: ‘Yo quiero eso, quiero tener ese mes para conocerme a mí misma, para conocer mi relación con Jesús y ser yo la del año siguiente’.

 

Sofi: El año pasado, hace un año, completé toda la preparación. Hice el cursillo en julio de 2022. Llegado el día de decidir si iba o no, con todas las dudas, dije que no. Cuando se presentó una segunda oportunidad, me pregunté cómo me sentiría si me arrepentía de no ir. Sabía que seguiría queriendo en 2024. Lo pensé mucho y mi mamá, que ha trabajado mucho en el Regnum Christi, me aconsejó ir. Tenía mucha confianza porque venía además con las consagradas.

 

Isi, Sofi y Justi, en Toledo, durante el fin de semana de responsables del ECYD de España
Las tres colaboradoras en Toledo, durante el fin de semana de responsables del ECYD de España.

 

¿Qué habéis dejado de hacer este tiempo? ¿Dónde estaríais y haciendo qué? ¿Os renta?

Justi: Bueno, en verano normalmente saldría con mis amigos, iría a la playa y descansaría, porque es una época de descanso. Como colaboradora no descanso físicamente; estamos siempre muy activos, casi a 1000. Sin embargo, me descansan el corazón y el alma. Siendo verano, descansaría físicamente, durmiendo todo el día, sin pensar en cómo estoy, cómo me siento, cómo estoy con Jesús, y cómo me afectan las cosas, que es algo que sí estoy haciendo ahora. Me parece que al menos yo he dejado un poco de eso. Desde el lado del crecimiento personal es increíblemente enriquecedor. También desde el punto de vista cultural el crecimiento es impresionante. ¡Es una locura!

No descanso físicamente; estamos siempre muy activos, casi a 1000. Sin embargo, me descansan el corazón y el alma.

Isi: Soy muy apegada a mi familia y normalmente paso enero completo con ellos. En febrero ya nos juntamos con mis amigas porque ellas vuelven a Santiago de Chile. Pero este año pensé en lo que significaría no verlos durante 30 días. Me preguntaba cómo sería levantarme cada día y no tener a mamá cerca para contarle algo. Aunque ella no ha estado físicamente, nos llamábamos todos los días y les cuento cada detalle de mi día. Esto es importante para mí porque me gusta expresar mi felicidad.

 

Al principio era extraño pasar estos días en una casa desconocida con gente que no conocía. Pero al cabo de una semana, ya era como si nos conociéramos de toda la vida. Fue como encontrar otra familia. Ahora siento que tengo dos lugares que me ofrecen cariño y amor, las bromas de confianza con los hermanos o consejos como los de mi mamá. Todo está presente aquí, lo cual era uno de mis mayores miedos: perderlo. Llegué y vi que estaba presente, y eso me dio calma.

 

Sofi: Mi experiencia es una mezcla de las dos: en enero, nuestra tradición familiar es irnos a Brasil. Toda mi familia considera este viaje como el momento más especial del año. Así que dejé eso. No sé, el verano es el momento en el que todos estamos cien por cien presentes. Durante el resto del año, estamos ocupados, pero en verano tenemos ese tiempo garantizado de calidad familiar.

 

Isi, en su visita a la Oficina de comunicación del Regnum Christi
Isi, en su visita a la Oficina de comunicación del Regnum Christi en España.

 

De esta experiencia , ¿qué os lleváis en el corazón, y en qué sentís que habéis crecido?

Justi: Al principio, tuvimos nuestro retiro en Fátima. Me gustó mucho empezar el mes con la Virgen, y con historia: hay muchas cosas muy lindas aquí en Madrid. Pero lo que más me marcó fue el otro día, cuando tuvimos una sobremesa con todas las consagradas de la comunidad. Fue una especie de charla, compartiendo cosas del corazón, y todo fluyó naturalmente. Cada una compartió diferentes experiencias. En mi caso no suelo hablar mucho de mis cruces; son cosas que normalmente comparto solo con mi hermano y mi papá, ya que mi mamá falleció hace 12 años en un accidente. Hablo de estos temas desde una perspectiva de fe. La charla se fue desarrollando de manera espontánea y resultó ser muy emotiva. Ellas me dieron el espacio para expresarme. Aunque fue una charla sentimental, también nos reímos mucho.

 

Isi: Hay dos actividades que hemos hecho que creo me van a marcar profundamente. Una de ellas fue la primera reunión con niñas del ECYD. Por circunstancias de la vida, Ana Sarmiento no pudo venir y nos tocó a las tres dirigir la reunión. Llegamos sin saber cómo nos iban a tratar las niñas, y comenzamos compartiendo cada una nuestra experiencia de cómo decidimos entregar este mes como colaboradoras. Me gustó mucho ver que, aunque nuestras experiencias eran muy diferentes, todas nos llevaban al mismo lugar.

 

La otra actividad fue la que hicimos en Toledo, un StreetFaith, la Adoración en la noche. Ver a las 120 personas caminando detrás de una cruz, cantando y riendo, y cómo la gente nos miraba. Algunos lo hacían con una expresión como diciendo ‘estos están locos’. Otros con una sonrisa en la cara. Nos dimos cuenta de que, aunque no habláramos con ellos, quizás les surgía la duda de por qué tantos jóvenes estaban caminando a las 10 de la noche cantando con la cruz al frente. Eso definitivamente me va marcará el resto de mi vida.

 

Sofi: Dos momentos. Por un lado nos costó en el colegio, ya que algunas personas nos hacían comentarios relacionados con diferencias culturales. Pero por la noche, cenar con las consagradas en casa era una experiencia muy bienvenida y cálida. Nos quedábamos charlando después de cenar y nos reíamos mucho. Eran esos momentos los que me hacían volver a decir: ‘Bueno, vine aquí y pasan cosas que a veces no son buenas, que no me gustan, pero también hay momentos felices aunque inesperados’.

 

Y luego está la experiencia de Toledo. En Argentina hay dos colegios de Regnum Christi, uno de ellos muy chiquito. Más o menos nos conocemos entre todos los responsables del ECYD. Pero aquí en España, en el encuentro de responsables ves un país entero. Eran 120 responsables que viven lo mismo todos los viernes por la tarde pero desde lugares completamente distintos, con gente diferente… Se nota que el Regnum Christi es movimiento.

 

La colaboradora argentina Sofi
La colaboradora argentina Sofi.

 

¿Podéis contarnos alguna experiencia de encuentro con Jesús aunque no haya sido durante este mes?

Justi: Uno fue lo que viví en un retiro de Confirmación. En el cierre de esos días, en una adoración muy linda, todos recibíamos cartas de familiares y amigos. Con el Santísimo expuesto y todo decorado con velitas, cada uno los leía en su privacidad. Todas las cartas eran su amor… su amor a través de los demás. Acá también, estando en una adoración en Fátima, experimenté su paz. Me encantó. Fue como arrancar este tiempo de colaboradora de una forma muy linda.

La pérdida de mi abuelo hace años fue un momento decisivo. Él y mi abuela fueron quienes me enseñaron a rezar. Cuando él falleció, me sentí enojada con Jesús y me alejé mucho de la fe.

Isi: En mi caso, la pérdida de mi abuelo hace años fue un momento decisivo. Él y mi abuela fueron quienes me enseñaron a rezar. Cuando él falleció, me sentí enojada con Jesús y me alejé mucho de la fe. Lo pasé mal en el colegio y con mis amigas… Un día, una consagrada me preguntó si quería ser responsable del grupo de mi hermana chica. Durante el primer día, me tocó rezar un misterio del rosario y, ¡fue increíble la paz que sentí al hacerlo! Fue como si Jesús me dijera: ‘Ahora seguimos caminando juntos, yo te estoy acompañando’. Ese momento de paz me acercó de nuevo a la fe, me llevó a entrar al Reino y, por eso ahora estoy aquí.

 

Sofi: En lo que sería 3º de la ESO, vamos tres o cuatro veces al año de misiones. Misionamos en la calle, por casas que no tienen puertas, y ahí te encuentras con Jesús en ellos mismos, en esa gente tan necesitada. Y después acá en Toledo, durante el StreetFaith, me tocó quedarme con el Santísimo rezando por la gente que entraba, y fue muy muy fuerte tener que rezar por la gran cantidad de gente que entró, me impresionó mucho en lo personal.

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