Como ella misma nos cuenta, “con la llegada de la pandemia, el Señor me pidió dedicar más tiempo a mi madre que a sus 91 años está más necesitada de ayuda y presencia filial, así es que estoy con ella en Sevilla la Nueva, un pueblo a 40 kilómetros de Madrid donde reside”.
Durante este tiempo Esther se ha ido involucrando en la parroquia poco a poco y es parte del consejo parroquial. “Conociendo el fervor y celo sacerdotal de Eloy, nuestro párroco -nos cuenta-, le sugerí la posibilidad de invitar a Familia Misionera para que nos ayudará en la Semana Santa; él confió en lo que le compartí sobre las misiones y se lanzó a abrir las puertas de la parroquia a estas familias”. Esther nos cuenta su experiencia en estas misiones.
“He podido comprobar que hay fe cristiana verdadera en nuestras familias”
Para mí ha sido un regalo muy grande, era la primera vez que participaba en misiones de Semana Santa y he podido comprobar que “hay fe cristiana verdadera” en nuestras familias. Me ha impactado verlas cargar las baterías del alma con una hora de oración en la mañana para después salir al pueblo a invitar a los oficios el Jueves Santo, o invitar el Viernes Santo a entrar a un motero en la iglesia que nunca había pisado para poner una cinta en la cruz de Jesús, símbolo de una intención personal… porque a nuestros jóvenes no les frena nada o ver su disponibilidad para cantar en todos los oficios que se duplicaron por el tema del aforo, o para servir en lo que se les pidiera sin quejarse de nada.
En estas misiones no se podía ir por las casas, pero sí por las calles y estas calles han conocido que Cristo ha muerto y resucitado porque unos cuántos matrimonios enamorados del Señor decidieron dejar planes más cómodos, para enseñar a sus hijos que la vida tiene un sentido, y ese es Jesús.
El estar cerca de Madrid ha permitido dedicar el tiempo a lo esencial: rezar, acompañar a Jesús, predicar por las calles, convivir en las comidas y el sábado día de convivencia, y disfrutar de la alegría del Resucitado, organizando una caza de huevos de pascua por el pueblo.
La alegría de la fe de estas familias ha sido acogida con sorpresa y gratitud por la gente del pueblo y por supuesto por nuestro párroco. La cercanía de Madrid ofrece a los misioneros la posibilidad de seguir apoyando una vez al mes en las necesidades de la parroquia con vigilias de oración, convivencia con las familias, consagración a María y al Sagrado Corazón, etc., y como acabamos de celebrar con una vigilia a la Divina Misericordia.
Creo que el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres. Confiamos que esta iniciativa que el Espíritu Santo nos inspiró pueda seguir haciendo mucho bien al pueblo de Sevilla la Nueva.