La ceremonia, casualmente, tuvo lugar en la parroquia Santo Cristo de la Misericordia, en Boadilla del Monte, y junto a seis familias del colegio también se consagraron cuatro de la misma parroquia. Una de ellas no pudo asistir porque ese mismo día la esposa dio a luz.
Luis nos sigue contando que “hace tiempo, me hablaron de las almas que el Señor nos había confiado a los padres de familia, y entonces nos hicimos conscientes de la necesidad de consagrarnos al Sagrado Corazón, porque queríamos algo superior que fuese el motor de nuestra familia”. Además, nos comparte que “con la ayuda del Sagrado Corazón, las dificultades se van afrontar de otra manera, nos va ayudar en nuestra vida, va a ser fuente de auténtica felicidad, así como a estar más unidos entre nosotros, y nosotros con Cristo”.