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El Santo Padre ha invitado a reflexionar en las palabras de san Pablo a los Gálatas: “No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos”. En el texto, el pontífice ha explicado que la Cuaresma es un tiempo “favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado”, y ha dividido su mensaje en tres bloques.
Siembra y cosecha
En su mensaje, ha explicado que San Pablo habla de un kairós, es decir, un tiempo “propicio para sembrar el bien con vistas a la cosecha”. “¿Qué es para nosotros este tiempo favorable? Ciertamente, la Cuaresma es un tiempo favorable, pero también lo es toda nuestra existencia terrena, de la cual la Cuaresma es de alguna manera una imagen”, ha explicado.
También, ha indicado que la Cuaresma invita a la conversión, a cambiar de mentalidad, para que “la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no estén tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir”. Esta llamada que ha indicado el papa a sembrar el bien no se debe ver como un peso, sino “como una gracia con la que el Creador quiere que estemos activamente unidos a su magnanimidad fecunda”.
“No nos cansemos de hacer el bien”
En esta parte, el papa Francisco habla sobre la resurrección de Cristo, que “anima las esperanzas terrenas con la gran esperanza de la vida e introduce ya en el tiempo presente la semilla de la salvación”. Además, ha indicado que pese al desaliento por la pobreza de los medios que rodean, Dios da fuerza “a quien está cansado, acrecienta el vigor del que está exhausto”. “Sólo con los ojos fijos en Cristo resucitado podemos acoger la exhortación del Apóstol: No nos cansemos de hacer el bien”.
En su mensaje ha recordado la importancia de la oración: “Jesús nos ha enseñado que es necesario orar siempre sin desanimarse”. “Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa”, ha explicado. Por ello, la Cuaresma nos puede permitir ahora “experimentar el consuelo de la fe en Dios, sin el cual no podemos tener estabilidad”.
También, ha invitado a practicar la limosna con alegría porque Dios proporciona a cada uno “no sólo lo que se necesita para subsistir, sino para que también para que podamos ser generosos en el hacer el bien a los demás”. Por otro lado, ha invitado a aprovechar especialmente esta Cuaresma a quienes viven cerca, con el fin de “ hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida”. “La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar, y no evitar, a quien está necesitado; para llamar, y no ignorar, a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar, y no abandonar, a quien sufre la soledad”, recuerda el Papa.
“Si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos”
El Santo Padre ha animado a pedir a Dios “la paciente constancia del agricultor para no desistir en hacer el bien, un paso tras otro”. Además, ha indicado que el ayuno prepara el terreno, la oración riega y la caridad fecunda. “Tenemos la certeza en la fe de que ‘si no desfallecemos, a su tiempo cosecharemos’ y de que, con el don de la perseverancia, alcanzaremos los bienes prometidos para nuestra salvación y la de los demás”. También, ha aprovechado para recordar que con el amor fraterno con todos “nos unimos a Cristo, que dio su vida por nosotros y empezamos a saborear la alegría del Reino de los cielos, cuando Dios será todo en todos”.