A través de reflexiones, música y vídeos, West explica, siguiendo la doctrina de san Juan Pablo II, cómo “Dios habla a través de tu cuerpo” y cómo se manifiesta el amor de Cristo por el hombre y la Iglesia.
Este mensaje y su enfoque es tan revelador e impresionante que quisimos saber más, por eso hemos querido entrevistar a este famoso divulgador y hacerle unas preguntas sobre el Amor y la Belleza.
El evento ha sido organizado por el programa Aprendamos a Amar, del Instituto Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria, y ha tenido como colaboradores al Regnum Christi, y varios medios de comunicación: Vida Nueva, Religión en Libertad, Revista Misión, Agencia Zenit, Catholic-Net y la web del Centenario de la Consagración al Corazón de Jesús.
El Instituto Desarrollo y Persona también lanzó durante el evento el primer postgrado “Experto en afectividad y sexualidad”, basado en el programa Aprendamos a Amar de la Universidad Francisco de Vitoria, del que puedes encontrar más información aquí.
¿Por qué “The Joy of Beauty” es el título del curso que estás impartiendo?
Nosotros amamos lo bello, lo bello despierta nuestros corazones y la Belleza nos trae la felicidad. Pero es muy importante que Verdad y Belleza vayan de la mano. Cuando la Verdad se enseña sin la Belleza llegamos a rechazarla, y cuando la Belleza se enseña sin la Verdad, la volvemos pornografía. El objetivo es hacer que lo verdadero y lo bello vayan unidos. La naturaleza de la Verdad, la Bondad y la Belleza es que todo vaya unido, y así despiertan nuestros corazones para conducir nuestros deseos más profundos. Juan Pablo II dice que el Eros es lo que impulsa nuestros corazones hacia lo verdadero, lo bueno y lo bello.
¿En qué consiste la belleza del Ser Humano? ¿Hay niveles dentro de la belleza?
Voy a partir de algo que dijo Jesús para llegar a la verdad de la belleza humana. Él dijo: “Miráis pero no veis”. Entonces te preguntaré: ¿cuál es la diferencia entre cuando un hombre te mira y cuando un hombre te ve?
La diferencia está en que se “mira” cuando es un “objeto” y se “ve” cuando se reconoce el sentido y una importancia de algo o alguien.
Tenemos que aprender a ver y no solo mirar, el problema es que miramos pero no vemos, estamos todos ciegos. Jesús nos invita: “Ven y conviértete en alguien que ve”. Queremos ser vistos pero muchas veces nos conformamos con las miradas. Queremos ser vistos en lo más profundo de nuestro ser, pero tenemos miedo de que nadie me pueda ver realmente. Entonces nos conformamos con las miradas. Por eso nos esmeramos en arreglarnos bien por fuera y tomar la mirada impersonal de los demás. Incluso aceptamos que nos traten como a un objeto. Lo que el Ser Humano realmente desea es lo que dice San Agustín: el deseo más profundo del corazón humano es ver a otro y ser visto con una mirada de amor. Si sólo miramos, cosificamos; si vemos, personalizamos y entendemos la dignidad completa de la otra persona.
Sí. Si leemos el mapa correctamente, llegaremos al misterio último del universo y nos hará felices si decimos sí a Él. Pero también podemos leer mal el mapa y terminar en un lugar muy diferente. Juan Pablo II nos enseña como leer el cuerpo correctamente para que nos guíe a donde queremos ir.
Podemos preguntarnos que significa “leer el cuerpo”. El cuerpo tiene un lenguaje, habla una palabra divina, cuenta una historia divina, y podemos preguntarnos cómo lo hace. El cuerpo cuenta una historia en la que la sexualidad nos lleva a la sagrada comunión. El cuerpo de un hombre no tiene sentido por sí mismo, y el cuerpo de una mujer no tiene sentido por sí mismo. Si lo vemos en conjunto, vemos una llamada a la sagrada comunión. Y esa llamada es un signo de la sagrada comunión que Dios quiere tener con nosotros.
De vuelta a tu punto… sí, el cuerpo es un mapa que está hecho para llevarnos al Cielo, que es nuestra felicidad verdadera. Si fallamos en leerlo correctamente nos condenamos a vivir un infierno. Recibir miradas pero no ser visto, eso nos hiere profundamente.
Jesús dijo: “Amaos unos a otros como yo os he amado. Os digo esto para que mi felicidad esté en vosotros y vuestra felicidad esté completa”. Entonces felicidad es aprender a amar y dejarse amar como Dios ama. Nuestro mundo habla mucho del amor pero muchas veces no sabemos lo que esto significa. Confundimos amor con deseo. La forma de cómo entendemos la sexualidad nos lleva a vidas diferentes. Si la entendemos como algo para darnos placer, entonces sacrificamos la dignidad de otros para nosotros mismos. Pero si miramos la sexualidad como una llamada para amar divinamente, aprenderemos a sacrificarnos por la dignidad de otros. Si sacrificamos a otros seremos miserables, si nosotros nos sacrificamos por otros seremos realmente felices.
Lo que podemos tener ahora son presagios, pequeñas probaditas de la verdadera felicidad. Pero estaremos equivocados si pensamos que podemos encontrarla aquí. Me gusta la definición de San Agustín sobre la felicidad, él dice: “La felicidad es tener todo lo que quiero y querer nada malo”. Cuando quiero algo que no es bueno para mí, estoy siendo engañado al pensar que me traerá felicidad. Entonces nuestros deseos tienen que ser transformados. Veo a mi propia vida y sé que no quiero todo correctamente y que no tengo todo lo que quiero verdaderamente. En esta vida no vamos a encontrar esa felicidad, pero la promesa y la esperanza de la verdadera felicidad nos mantiene vivos.
Comenzamos con la Verdad básica, que es para todos nosotros independientemente de nuestro estado de vida, que es la llamada a “ser regalo, a ser don”. Juan Pablo II solía citar una frase de la “Guadium et spes”, capítulo 24, que dice “el hombre solo puede encontrarse a sí mismo a través del don sincero de sí mismo”. Es lo mismo que decir “ama cómo Cristo ama”, porque Cristo entregó su cuerpo por nosotros. Esa es la llamada para la gente en el matrimonio, para gente consagrada y para gente soltera. Es la llamada para todos. Todos estamos llamados a aprender a ser regalo, pero cada uno de forma diferente y específica.
La Iglesia dice que el matrimonio y el celibato son los dos únicos medios completos en los que puedes hacer de ti un regalo, en otras palabras estás haciendo una promesa de cómo vivir tu vida como regalo. La gente soltera todavía no ha hecho el compromiso pero siguen estando llamados a aprender a ser don. Ahora mismo, tú estás siendo un don para los demás como reportera. Estás escribiendo esta entrevista y vas a dar tu habilidad como redactora para que los demás la lean. Mientras te des a los demás por el bien de ellos estás aprendiendo a ser don. Por eso digo, hay muchas formas de vivir esto, el matrimonio es una, el celibato otra y viviendo como una persona soltera también. Ese es el mensaje de la sexualidad, aprender a ser don para dar vida a otros. Ese es el masaje que Dios pone en nuestros cuerpos: ¡Aprende a ser don para dar vida a otros!
¿Hay algún cambio en el mensaje de la Iglesia sobre la sexualidad antes y después de la Teología del Cuerpo?
La Teología de Cuerpo no ha sido implementada todavía. El 99% de la Iglesia no sabe que esto existe. La mayoría de los católicos nunca lo han escuchado. Ha sido proclamado por Juan Pablo II, pero muy pocos saben de esto, entonces hay mucho trabajo para inyectarlo en el torrente sanguíneo. Tenemos la cura para la crisis moderna, pero para que la cura funcione debe de ser inyectada en el torrente sanguíneo, y aún queda mucho por hacer para inyectarla en el torrente sanguíneo de la Iglesia. Para hacerlo tenemos que asumirlo en nuestros corazones muy profundamente y aprender a compartirlo y proclamarlo a otros. No puedes dar lo que no tienes.
Si nos vamos del otro lado, ¿cómo dejar de hacer de la sexualidad un tabú?
Necesitamos sanarnos internamente, necesitamos una transformación de nuestra mente y corazón. Tenemos tantas imágenes e ideas enfermas sobre el cuerpo humano y la sexualidad que se dan a través de nuestra educación cultural.
¡Por favor piensa en esto! ¿Por qué hay tantos abortos? Porque las personas están teniendo sexo y no saben lo que están haciendo con sus cuerpos. No entienden la belleza y la dignidad de su unión. Nunca terminaremos con el problema del aborto hasta que comprendan que es un problema con respecto a la sexualidad. Piensa también en la confusión de género en la cultura hoy en día. Todo esto se da por una mala interpretación de la sexualidad y lo que significa ser imagen de Dios. Mucho de esto puede ser causado por personas en la Iglesia que no saben como hablar de esto o tienen miedo de hacerlo. Si no somos capaces de hablar del sexo de una forma sagrada, la sociedad va a hablar de ella de una forma que no lo es.
El sí de una mujer, cambió el mundo. Esta mujer que decidió abrir su sexualidad a Dios cambió el universo. Tienen que aprender a abrir tu sexualidad a Dios, esto es lo que cambia el universo.
¿Cómo puede ser la castidad liberadora?
La castidad es liberadora porque el amor es liberador, y la castidad es la virtud que nos permite amar. La castidad no es un “no” represivo, es un “no” al desorden sexual para decir “sí” a la vivencia de una sexualidad bien fundamentada. San Pablo dice que estamos hechos para ser libres, libres para amar. La cultura solo habla de libertad sexual, lo que significa satisfacer tus impulsos cada vez que quieras, y no es eso. La verdadera libertad es controlar tus impulsos para satisfacer y aprender a ser un don. La castidad es la virtud que nos hace libres, involucra disciplina y sacrificio, pero es como un pianista que aprende a dominar los músculos de sus manos para aprender a crear música bella.