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Curso Internacional de Formadores | Juan, de Madrid: “Es un curso para gente con ganas de vivir aventuras y de formarse para poder hacer presente a Cristo”

Juan Sáenz oración formación y aventuras

LomásRC

El curso internacional de formadores (IFC) es un apostolado internacional del Regnum Christi cuyo objetivo es formar formadores de las secciones y a los responsables de equipo, para que tengan un encuentro real, transformante y perdurable con Cristo, que no sea solo una emoción del momento. En el cursillo de este verano 2022, de España, participó Juan Sanz, de la sección de jóvenes de Ronda y alumno de la Universidad Francisco de Vitoria. Una experiencia que le ha llevado por Roma, Tierra Santa y, finalmente, Termini. Juan lo sintetiza en oración, formación y aventuras: “Hacer lío”.
  • Rafael Gil me comentó que iba ser bueno para mí no solo a nivel formativo espiritual, sino para conocer el Regnum Christi de forma real y más profunda.
  • Hay que tener un espíritu muy aventurero para ir este curso. Es una experiencia única: por la gente, los lugares, la vida espiritual en comunidad…
  • Me llevo aprendizajes, me llevo saber rezar y orar mejor. Me llevo amigos y amistades para toda la vida, padres, hermanos, formadores del Regnum Christi de todo el mundo… 

Juan Sáenz, rumbo a la aventura
Juan Sanz, rumbo a la aventura junto a sus compañeros del IFC.

Juan Sanz participó en el IFC 2022, que tuvo lugar entre el 13 de julio y el 6 de agosto de 2022. Se trata de un curso formativo dividido en cinco capítulos, que se lleva a cabo en Roma, Tierra Santa y en la costa Amalfitana, Italia, visitando Roma, Orvieto, Asís, Jerusalén, Belén, Sorrento… Cada uno de los capítulos tiene un objetivo y un tema específico. En la edición de este año participaron 32 formadores de 10 países diferentes, entre ellos España, Alemania, Colombia, Estados Unidos, México… Jóvenes de entre 18 y 26 años de edad.

 

Juan nos cuenta que el consagrado del Regnum Christi Rafael Gil le invitó a participar. “Yo me esperaba un curso y acabé encontrándome mucho más que un eso, porque realmente es mucho más que una formación: es una experiencia única”. En él ha encontrado a Cristo: “Después de un mes con Él y buscándole, porque al final es un mes de oración y de vida espiritual, lo he encontrado en Tierra Santa en los lugares naturales: en el mar de Galilea, en el desierto de Cisjordania, en el pozo de Jacob…”.

 

Juan Sanz tiene 20 años, estudia en la Universidad Francisco de Vitoria el doble grado de Administración de empresas y Relaciones internacionales, colabora en IUVE y actualmente se encuentra de Erasmus en Holanda.

¿Cómo acabaste en ese curso? ¿Cómo dijiste “me voy al “IFC”? ¿No tenías otra cosa que hacer?

Yo no tenía ni idea de la existencia de este curso. Rafael Gil me escribió un mensaje, me acuerdo perfectamente, y me dijo: “Juan, ¿tienes algo que hacer este verano?”. Y yo, claro, tenía algunos planes, pero nada concreto, porque estaba planeando irme con unos amigos a Asturias. Y bueno, me dijo: “Tienes que hacer esto porque te va a servir y porque creo que es bueno para ti”.

 

Después me envió información del IFC. Lo leí y lo investigué, y claro: concluí que sí. Después de mucho pensar y de mucho rezarlo, decidí que tenía que ir. Y ya no solo por la experiencia espiritual, sino por los lugares que íbamos a visitar, que eso, para mí, es impresionante.

 

Una de las visitas contemplaba también un centro religioso judío
Una de las visitas contemplaba también un centro religioso judío.

 

Rafael me comentó que iba ser bueno para mí no solo a nivel formativo y espiritual, sino para conocer el Regnum Christi de forma real y más profunda. Vivir el carisma desde dentro durante un mes, viviéndolo con intensidad, pues al final terminas conociéndolo de verdad. Y es lo que terminó pasando. La verdad, encantado y feliz.

Para participar en este curso hay que tener muchas ganas de aprender, muchas ganas de reflexionar, orar y, sobre todo, muchas ganas de vivir aventuras.

¿Qué buscabas, qué creías que ibas a encontrar? ¿Con qué expectativas ibas?

Pues sinceramente, cuando veo este curso, un curso de teología y antropología del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum… pensé que sería una serie de formaciones y que habría momentos de meditación y de oración. Todo lo que puede ofrecer un curso, junto con vida espiritual durante un mes.

 

A mí me gusta formarme, pero tampoco tenía unas expectativas muy altas. Yo me esperaba un curso y acabé encontrándome mucho más que un eso… porque realmente es mucho más que una formación. Es una experiencia única: por la gente, los lugares, la vida espiritual en comunidad… La experiencia no es abarcable en la explicación de una página web, que es con lo yo creé inicialmente mis expectativas. Hay algo que solo sabes si lo vives.

 

Los participantes en el IFC En el lago de Genesaret
Los participantes en el IFC en el lago de Genesaret.

 

¿Te has encontrado al Señor?

Después de un mes con Él y buscándole, porque al final es un mes de oración y de vida espiritual, lo he encontrado en Tierra Santa en los lugares naturales: en el mar de Galilea, donde tuvimos una adoración y lo sentía presente; en el desierto de Cisjordania, lugar donde te imaginas a Jesucristo caminando con sus apóstoles, caminando hacia el pozo de Jacob… Lugares donde sabes que ha estado y donde conectas muchísimo mejor. Yo sé la paz y claridad que sentí en esos momentos. Y mucho más que en las iglesias en Tierra Santa. Puede ser algo más personal, pero yo sé que le encontré.

Me llevo aprendizajes, me llevo saber de rezar y orar mejor.

¿Ha cambiado algo en tu vida?

Yo creo que sí, ya lo dijeron mis padres al volver del curso: que venía cambiado. Es que lo que más me llegó y lo que más me ha cambiado ha sido la vida en comunidad, la vida espiritual, el formarse y el viajar en comunidad.

 

Juan con uno de los legionarios que les acompañaron en el curso
Juan, con uno de los legionarios que les acompañaron en el curso.

 

Me llevo amigos y amistades para toda la vida, padres, hermanos, formadores del Regnum Christi de todo el mundo… Me llevo aprendizajes, me llevo saber de rezar y orar mejor. Me llevo muchas cosas: es algo que comenté a varios hermanos, es la comunidad, la gente… lo que hizo tan especial este curso y la experiencia y la vida con ellos…

 

De este curso he aprendido a leer mejor al Señor, a encontrarle en más sitios y con más facilidad. Será por la experiencia de haberlo encontrado y saber que lo he encontrado, o por los consejos y por las innumerables charlas y conversaciones que he podido tener con hermanos, con padres, con formadores sobre sus experiencias. Esto es algo muy valioso que también me llevo, junto con el conocimiento y con el recuerdo de las experiencias vividas en los tres lugares en los que hemos estado.

De este curso he aprendido a leer mejor al Señor, encontrarle en más sitios y con más facilidad.

¿A quién le recomendarías este curso?

Lo recomendaría, pero no a cualquiera, porque hay que tener un espíritu muy aventurero para ir este curso. Hay que tener muchas ganas de aprender, muchas ganas de reflexionar, orar y, sobre todo, muchas ganas de vivir aventuras.

 

Suena comercial, pero es real: estás un mes viviendo lejos de casa con gente que no conoces, por lo menos a mí me pasó que cuando yo llegué no conocía a nadie, y bueno fue la aventura llegar a vivir en Roma, visitar el Vaticano, aprender de profesionales impresionantes, luego coger un vuelo e ir a Tierra Santa, y navegar por el mar de Galilea, explorar los desiertos de Cisjordania, caminar por las calles de Jerusalén por donde Jesucristo caminó…

 

Juan Sáenz por los desiertos de Tierra Santa, un lugar privilegiado para encontrarse con Cristo
Juan por los desiertos de Tierra Santa, un lugar privilegiado para encontrarse con Cristo.

Y ya por último, volver a Italia, a Termini, con todos los hermanos y padres y tener unos días de aventuras en el mar o haciendo senderismo, orando, formándote… También terminando de forjar las amistades que se hicieron por el viaje.

 

Es una experiencia de gente a la que le gusta vivir; una la experiencia de gente a la que le gusta “hacer lío”, como dice el Papa Francisco. Y eso se lo recomendaría a gente con inquietud por formarse, con ganas de reflexionar y de orar y, sobre todo, a gente con ganas de vivir aventuras y de formarse para poder hacer presente el Reino de Cristo: ¡a Cristo!

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