¿Cómo ha surgido la idea de ayudar y cómo os organizasteis?
La idea surgió gracias a la familia Orón Martínez que nos invitó a vivir esta experiencia de amor y entrega a los demás. El viaje duró tres días, haciendo una parada en Alemania y en Częstochowa, donde los hermanitos y las hermanitas del Cordero nos acogieron con una cena y hospedaje, y pudimos visitar la Virgen de Częstochowa y rezar un rosario por la paz en el mundo.
En Przemyśl, junto a la frontera con Ucrania, descargamos todo el material con el que tantas familias habían colaborado. Estuvimos visitando un campo de refugiados donde había muchas caras de desolación, tristeza e incertidumbre. Y finalmente pusimos rumbo a Cracovia donde nos estaban esperando los refugiados a quienes íbamos a llevar hasta Valencia. De vuelta a España, en Benissa, unas familias valencianas les acogieron.
¿Qué os ha movido a emprender este viaje?
Uno cuando ve las noticias percibe mucha tristeza con familias que tienen que huir, que han perdido a sus seres queridos, niños destrozados, y al ver estas imágenes uno no se puede quedar en casa. Gracias a la colaboración de Vicente Orón y de su hija Carla decidimos emprender este viaje de esperanza y poner nuestro granito de arena en esta situación tan difícil.
¿Qué ha significado para ti el hecho ayudar a estas personas ucranianas para que vengan a España?
Amor y esperanza: estas son las dos palabras que sintetizarían esta experiencia. Este viaje no acaba aquí, esto continua ya que tenemos una responsabilidad, Tenemos que darle un acompañamiento a cada una de esas familias para que estén lo mejor posible y no les falte nada. Agradezco de corazón a la colaboración económica de tantas personas para que este viaje fuera posible, y sin la ayuda de Dios esto no se hubiera podido realizar. Junto a Dios todo es posible.