- Video de la ordenación con los momentos más emocionantes y testimonios
- Fotogalería de la ordenación sacerdotal
- Fotogalería de la primera misa del P. Marcin
- Ordenación íntegra retransmitida en Youtube
- Entrevista con el P. Marcin antes de su ordenación: conoce un poco más al P. Marcin
Familiares y amigos llegados desde Polonia y Roma, miembros del Regnum Cristi- legionarios de Cristo, consagradas, laicos y laicos consagrados- de toda España quisieron festejar la culminación del camino vocacional de Marcin Jablonski, destinado actualmente en Barcelona, y que desde los 20 ha ido dando pasos para reconocer en su vida la voz de Dios invitándole a ser sacerdote, y religioso legionario de Cristo.
Las casullas elegidas para la ocasión por el P. Marcin, iguales para él y para el obispo ordenante, eran especiales, con un bordado del Sagrado Corazón en la parte frontal, y con el escudo del Regnum Christi a la espalda. La palabra de Dios escogida por el P. Marcin para la ceremonia introdujo un texto del profeta Isaías – el Espíritu de Dios está hoy sobre ti-, el salmo 115 -“Tú eres el lote de mi heredad, y mi copa”-, la carta de San Pablo, y el lavatorio de los pies del Evangelio de San Juan -si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo-.
El Espíritu del Señor está hoy sobre ti, eres elegido para el sacerdocio
El obispo auxiliar de Barcelona le habló de tú a tú al P. Marcin durante la homilía: “El Espíritu del Señor está hoy sobre ti, eres elegido para el sacerdocio, admírate porque donde el Espíritu Santo se posa, se transforma. Donde el Espíritu Santo mora, se deposita su presencia”, le dijo. Cargadas de consejos y experiencia, con un leguaje poderoso y cercano, D. Javier hiló sus palabras en torno a tres ideas principales vinculadas las lecturas que el P. Marcin había escogido para la liturgia de la Palabra.
“En primer lugar”, le dijo, “recuerda quién ha cuidado la semilla de tu fe: sé agradecido. En segundo lugar, ama hasta el extremo: ya no te perteneces, levántate y sirve, ama la unidad interior de tu vida, sé libre, sigue la verdad, y no tengas preferidos: prefiere a los preferidos de Dios, que son toros sus hijos. Y en tercer lugar, llevamos el tesoro en vasijas de barro: la fuerza extraordinaria es de Dios: sé el fan número uno de tu sacerdocio, vive la humildad y no te canses de rezar”.
La semilla de tu fe: recuerda quién la ha cuidado, y sé agradecido
“En primer lugar, recuerda quién ha cuidado la semilla de tu fe: Están aquí”, le dijo D. Javier al P. Marcin, “tus padres, hermanos, tu familia… Es un don vivir la fe en familia”, continuó. “La tierra polaca, un pueblo de corazón fuerte, espíritu vivo y fe firme”, aseguró. “Y la Iglesia, por medio de esta familia de los Legionarios de Cristo y el Regnum Christi: gracias, hermanos por lo que Dios ha hecho, hace y hará en la Iglesia a través de vosotros. Hoy vemos un fruto”. Y concluyó: “Sé agradecido, muy agradecido. Para ello, con ayuda de Dios, haz que esto fructifique. Dios ha invertido mucho en ti, haz que de fruto en tu ministerio sacerdotal. Querido P. Marcin, gracias en nombre del Señor, por tu sí”.
Ama hasta el extremo: ama la unidad de tu vida, sé una sola cosa, sé auténtico, sé totalmente de Cristo
En relación con el Evangelio del lavatorio de los pies, el obispo le dijo a Marcin: “Marcin, tú también ama hasta el extremo. Todos los cristianos tenemos que imitar al maestro, y tú lo vas a hacer. Ya no te perteneces: tu vida le pertenece a Cristo. Y para amar hasta el extremo, lo primero que hay que amar es la unidad interior de tu vida: ama la unidad de tu vida, sé una sola cosa, sé auténtico. No podemos darnos si no nos poseemos, si Dios no nos posee. Y para eso hay que ser fiel a la verdad, hay que ser libre. No busques otra cosa sino la voluntad de Dios. Para amar hay que ser totalmente de Cristo. No te quedes nada. Si eres auténtico, libre, de Cristo, podrás vivir esa unidad, podrás amar. El testimonio de tu vida será el mejor signo de amor que podrás dejarnos, es el signo que Dios espera de ti”.
Ama hasta el extremo: sirve, cíñete la toalla de los sacramentos, y pasa largas horas de escucha
“Amar hasta el extremo nos pide servir. Nos mueve a un compromiso: hay que levantarse”, le dijo. Y le recomendó: “Cíñete la toalla cuando des los sacramentos, con ellos Dios da vida. Y escucha. Pasa muchos largos ratos escuchando a los hermanos. Largas horas de escucha. Las personas necesitan sacar, decir lo que hay en su corazón. No tengas prisa: escucha y atiende”.
Ama hasta el extremo: Anuncia el Reino a todos, no tengas preferidos
También el obispo le dijo al P. Marcin que amar es, sobre todo, anunciar el Reino a todos: “No busques preferidos. Busca siempre a los preferidos de Dios, y los preferidos de Dios son todos sus hijos especialmente los más pobres y necesitados. Prefiere a los preferidos de Dios”.
Amar, querido Marcin, es dar la vida a Cristo y como Cristo: el Cielo empieza ya
Por último, D. Javier le exhortó a dar la vida sin reservas por Cristo y como Cristo: “La vida no se da entera por cualquier cosa. Das la vida por Cristo, que ha dado la vida por ti y te ha salvado. Por eso quieres estar abierto a todo lo que Cristo te pida, y a dar la vida también como Cristo: No hay que tener miedo a abrazar la cruz”, le dijo, recordándole que “todo esto, dar la vida, es para salvar las vidas. Hay que amar ya. Porque el cielo se empieza a construir ya en la tierra”.
Llevamos el tesoro en vasijas de barro: La fuerza extraordinaria es de Dios
Haciendo alusión a la segunda lectura de la misa escogida por el P: Marcin para su ceremonia de ordenación, D. Javier Vilanova le preguntó: “De aquí a unos minutos vas a ser sacerdote. ¿Y quién va a ser el fan número uno de tu sacerdocio? Tú eres el fan número uno”, le aseguró, “porque en tu vida verás las maravillas del Señor”. Le recomendó contemplar cada día las maravillas del Señor, pero también le advirtió: “No te acostumbres. La rutina frena la obra de Dios. Intenta poner vida al día a día de tu ministerio, y que quien busca el tesoro, quien busca a Cristo en su vida, quien quiera ver el rostro de Cristo, ojalá lo pueda ver en tu vida. Marcin: sé transparencia del que te habita. Viéndote a ti, que puedan ver a Cristo; sé transparencia de Él”.
Vive la humildad, que Él crezca en ti: eso es la santidad
Además, le recomendó poner en su corazón “lo que el Señor llevó en su vida: la humildad. Es la reina de las virtudes. Requiere disminuir para que Él crezca. Que crezca Él en ti: la santidad. Hay que ser no santo, muy santo para hacer muchos santos”, le dijo. Y le recordó: “Somos pecadores, claro que sí, habla al mundo entero de la misericordia. Pero para distribuir al mundo entero la misericordia hace falta recibirla. Hace falta experimentar la misericordia para poderla dar. Vive la humildad aceptando las humillaciones: acepta que te puedan romper. Acéptalo porque el Señor te va a arreglar y te hará mejor de lo que eras. Si vives la máxima humildad tu vida será fuente de bendiciones y de vocaciones”, le aseguró.
Marcin: reza. Nunca te canses de rezar, y verás cómo Dios actúa.
Y por último, le dijo: “Dios es la fuerza extraordinaria. Dios es la fuerza. Deja que Dios sea Dios, tú adórale, reza. Marcin: reza. Nunca te canses de rezar, y veras cómo Dios actúa. P. Marcin, anuncia a este mundo tan sediento, con firmeza y con mucha alegría, que Dios (..) que nos ama con locura, y que nos quiere vivos para toda la eternidad. Solo a Él la gloria, el honor y el poder, por los siglos de los siglos”.
El aplauso es para Dios
Hubo varios momentos al concluir la ceremonia en los que la asamblea rompió en un gran aplauso: al acercarse al nuevo sacerdote todos los legionarios de Cristo presentes, cuando los padres de Marcin subieron al altar para abrazarle… Cuando los celebrantes finalmente abandonaron el altar en procesión, el P. Marcin levantó sus brazos y dedos índices hacia arriba, señalando así a Dios: Es su obra -explicaba posteriormente- levanté los brazos y señalé con los índices al cielo queriendo decir que el aplauso es para él, para Dios, para el Señor.
Quiero compartir mi sacerdocio con vosotros
Al concluir la celebración, y antes del aperitivo en el Claustro del Monasterio Santa Isabel, el P. Marcin también quiso tener unas palabras para todos sus amigos y familiares, expresando la conmoción ante un don tan grande, y su deseo de compartir su sacerdocio sirviendo a todos. “Dios es grande, y mi corazón está lleno de la gratitud”, dijo “pero todos sois testigos de esto, y quiero compartir mi sacerdocio con vosotros, que sea para servicio vuestro y de las personas que Dios pondrá ante mí a lo largo de mi vida”, aseguro. “Os pido que recéis por mí, y que dejemos que Dios nos sorprenda con sus maravillas”.
Las 40 frases ‘top’ de la homilía
1. Recuerda quién ha cuidado la semilla de tu fe, y sé agradecido: tu familia, la tierra polaca, un pueblo de corazón fuerte, espíritu vivo y fe firme, y la Iglesia, por medio de esta familia de los Legionarios de Cristo y el Regnum Christi: gracias, hermanos por lo que Dios ha hecho, hace y hará en la Iglesia a través de vosotros. Hoy vemos un fruto.
2. Sé agradecido, muy agradecido. Para ello, con ayuda de Dios, haz que esto fructifique.
3. Dios ha invertido mucho en ti, haz que dé fruto en tu ministerio sacerdotal.
4. Querido P. Marcin, gracias en nombre del Señor por tu sí.
5. Todos los cristianos tenemos que imitar al maestro. Y tú lo vas a hacer.
6. El sacerdote, el Alter Christus, ya no se pertenece. Ya no te perteneces. Tu vida le pertenece a Cristo.
7. ¿Qué hay que amar primero? La unidad de tu vida. Para amar hasta el extremo, lo primero que hay que amar es la unidad interior de tu vida. Sé una sola cosa. Sé auténtico. Sé todo de Cristo.
8. No podemos darnos si no nos poseemos, si Dios no nos posee.
9. Él nos pide que seamos auténticos, y para eso hay que ser fiel a la verdad. Hay que ser libre.
10. No busques otra cosa sino la voluntad de Dios.
11. Para amar hay que ser totalmente de Cristo. No te quedes nada. Si eres auténtico, libre, de Cristo, podrás vivir esa unidad interior, y podrás amar.
12. El testimonio de tu vida será el mejor signo de amor que podrás dejarnos, es el signo que Dios espera de ti.
13. Amar hasta el extremo nos pide servir. Nos mueve a un compromiso: hay que levantarse.
14. Hay que levantarse como hizo Jesús en la última cena. Hay que ceñirse la toalla.
15. Queridos jóvenes, tenemos un problema: se llama comodidad, egoísmo. Hay que levantarse. Ya descansaremos: ¡Ahora toca trabajar! Toca levantarse como Cristo con esa imagen tan bonita: se ciñe al toalla. Él mismo se entrega, lava los pies.
16. Cíñete la toalla tú también cuando entregues los sacramentos. Con ellos Dios da vida. Bautismo, curación, unción… Cíñete la toalla de los sacramentos.
17. Sirve pasando muchos largos ratos escuchando a los hermanos: Largas horas de escucha. La persona necesita sacar, decir lo que hay en su corazón. No tengas prisa: escucha y atiende.
18. Servir es, sobre todo es anunciar en todo momento el Reino de Cristo: para todos
19. No busques a preferidos. Busca siempre a los preferidos de Dios. Y los preferidos de Dios son todos sus hijos, especialmente los más pobres y necesitados.
20. Prefiere a los preferidos de Dios.
21. Amar, querido Marcin, es dar la vida. Es darse sin reservas.
22. No se da la vida por cualquier cosa: das la vida por Cristo, que ha dado la vida por ti y te ha salvado. Por eso quieres estar abierto a todo lo que Cristo te pida.
23. Dar la vida por Cristo, y también como Cristo: No hay que tener miedo a abrazar la cruz.
24. Hay que amar ya. Dar la vida es para salvar las vidas: Porque el Cielo se empieza a construir ya en la tierra.
25. Joven: el Espíritu Santo quiere morar en ti, también es para ti. Porque Dios llama, pero hay que escuchar. Hay que guardar silencio para escuchar esta llamada y Dios espera tu respuesta. Muchos esperan tu sí. Hay que ser valiente y generoso, pero no te olvides de que Dios te necesita. Dios te necesita.
26. De aquí a unos minutos vas a ser sacerdote. ¿Y quién va a ser el fan número uno de tu sacerdocio? Tú eres el fan número uno. Porque en tu vida verás las maravillas del Señor.
27. Contempla cada día las maravillas del Señor. Te aseguro que te va a sorprender.
28. También te digo: no te acostumbres. La rutina frena la obra de Dios.
29. Intenta poner vida al día a día de tu ministerio. Y que quien busca el tesoro, quien busca a Cristo en su vida, quien quiera ver el rostro de Cristo, ojala lo pueda ver en tu vida.
30. Marcin: sé transparencia del que te habita. Que viéndote a ti puedan ver a Cristo; se transparencia de Él.
31. Pon en tu corazón lo que el Señor llevó en su vida: la humildad. Es la reina de las virtudes.
32. Disminuir para que él crezca, que crezca Él en ti: eso es la santidad.
33. Hay que ser no ‘santo’, sino ‘muy santo’ para ‘hacer muchos santos’.
34. Somos pecadores, claro que sí, pero nos inunda la misericordia: habla al mundo entero de la misericordia.
35. Para distribuir al mundo entero la misericordia hace falta recibirla. Hace falta experimentar la misericordia para poder darla.
36. Vive la humidad aceptando las humillaciones. Acepta que te puedan romper. Acéptalo porque el Señor te va a arreglar y te hará mejor de lo que eras.
37. Si vives la máxima humildad, tu vida será fuente de bendiciones y de vocaciones.
38. Dios es la fuerza extraordinaria. Dios es la fuerza.
39. Deja que Dios sea Dios, tú adórale: reza. Marcin: reza. Nunca te canses de rezar, y verás cómo Dios actúa.
40. Querido P. Marcin: anuncia a este mundo tan sediento, con firmeza y con mucha alegría que Dios nos ama con locura, y que nos quiere vivos para toda la eternidad. Solo a Él la Gloria, el honor y el poder, por los siglos de los siglos.