Leyre Menéndez-Ros ha participado junto con su marido Agus en este segundo. Llevan cinco meses de casados y Leyre, tras estos días, nos comparte que “me han permitido ver cómo Dios quiere estar en el día a día del matrimonio y cómo su presencia nos acompaña a lo largo de los Evangelios y las lecturas”.
Para Leyre, ya sea un matrimonio joven, una familia numerosa o un matrimonio ya mayor, este retiro ayuda a entender “cómo Dios tiene un proyecto personal” para cada uno y está “a las puertas de la casa”. “Él espera que le abramos y le dejemos entrar para comer con nosotros y ser uno más”.
Para el matrimonio, estos ejercicios espirituales han sido un recordatorio de las promesas del día de la boda y del retiro prematrimonial, pero profundizando “en qué dice el Señor de manera individual y conyugal”. “Animo a todos los matrimonios, tengan la edad que tengan, a participar, porque si no dedicamos tiempo a la vida de oración conyugal, podemos caer en la rutina e individualidad de la vida de oración personal, sin poner en común el rico tesoro que tiene la oración conyugal en la vida familiar”, ha concluido Leyre.