Se trató de un día de oración e inmersión total en la obra de Gaudí, profundizando y meditando a lo largo de 17 estaciones. Estuvo guiado por el P. Manuel Aromir, L.C., e inspirado en las Sagradas Escrituras y en la encíclica del Papa Francisco la Laudato Sí’. En el parque Güell, además de seguir conociendo la obra de Gaudí, compartieron como grupo las luces del retiro, destacando la importancia de recuperar la capacidad de contemplar la obra amorosa de Dios en la naturaleza, camino de asombro que lleva oración y, después, al compromiso por su cuidado, así como poner el juego los propios talentos, cada uno en el trabajo que tiene, como lo hizo Gaudí.
Como se señaló a lo largo de la jornada, se trata de un mensaje, no solo actual en sí mismo, sino resulta sorprendente descubrir que “el mensaje de Gaudí con su obra es para nuestra generación: nosotros somos los destinatarios de este mensaje”. El equipo Laudato Si’ UFV RC busca en su misión “responder a una intuición compartida: el carisma del Regnum Christi y el Cuidado de la Casa Común tienen algo que decirse, y algo que decirnos a nosotros, de modo muy especial en el mundo universitario”. Y de ahí que nazcan este tipo de actividades formativas, de voluntariado, momentos de reflexión y de oración con los que responder a la llamada ‘urgente y para todos’ a la que exhorta el Papa Francisco por medio de la encíclica Laudato Si’.
Nuria Piera, de la sección de adultos de Barcelona, nos ha compartido una reflexión sobre este retiro inspirado en la Laudato sí’ y el Templo de la Sagrada Familia.
Contemplando la belleza de todo lo creado
En este retiro hemos aprendido a contemplar la belleza tan perfecta de la casa común en la obra de Gaudí, el “arquitecto de Dios”, y a entusiasmarnos como niños con cada detalle, como la simbología de la yedra en las puertas de entrada de la fachada del nacimiento, de la expansión de la misma a imagen y semejanza del amor de Dios a los hombres.
También nos dimos cuenta de cómo mirar la arquitectura desde los ojos de la fe.
Entrar en la Sagrada Familia, es como entrar en un bosque lleno de vida, de luz, de colores, formas y estructuras espectaculares. Esbeltas columnas suben hacia arriba y se ramifican sujetando un precioso techo del cual se filtra la luz natural, distintos materiales y tonalidades asemejando a palmeras, formas de hojas, de custodias…, que elevan la mirada y el alma.
Todo te llevaba a intuir a Dios oculto tras cada detalle, contemplación de la belleza de todo lo creado.
Templos vivos edificados para la alabanza a Dios
Nos sentimos reflejados también en su obra, como familias cristianas, hechas a imagen y semejanza de Dios, como templos vivos edificados para la alabanza a Dios. Nos sentimos como pequeñas iglesias domésticas, en el centro de una Barcelona pagana, en donde el ritmo acelerado de la propia vida, no te deja parar y simplemente observar esa belleza que tanto nos acerca a Dios.
Espectáculo de colores que creaba la propia luz a través de las vidrieras, creando una belleza de colores también en nuestro interior.
Del hombre a Dios
Fue también un camino del Hombre a Dios. Tuvimos oración, Eucaristía, meditación.
Pudimos experimentar el amor de Dios en cada pequeña gran obra creada a través de las manos de Gaudí, y comprendimos el fuego que ello desprende.
A las 12:00 hrs., el Angelus, en la capilla de la Virgen. Se detuvo el tiempo. Todo el grupo rezando a la vez con la admiración y sorpresa de los turistas ajenos a lo que estaba sucediendo.
Aprendimos como se vencen las tentaciones de la mano de María con el rezo del santo Rosario, como bien decía Gaudí, y pudimos meditar un poquito qué representa María en nuestras vidas. Después pudimos adentrarnos en la belleza de la Liturgia, en donde Dios nos hace partícipes en su obra, y experimentar como nos invita a la oración.
El sufrimiento
Admiramos la fachada de la Pasión, y vimos la importancia de saber asumirla e incorporarla en nuestras propias vidas. Entender la belleza del sufrimiento cuando se vive con fe y esperanza. Nos sentimos confortados al entender como decía Gaudí, que no hay nadie inútil, que todos tenemos algo que aportar creado por Dios, y la belleza de hacer creíble su presencia entre nosotros, y como cada uno lo llevamos dentro.
En definitiva fue un entusiasmarse en la contemplación de la belleza de la creación de Dios, plasmada en la Sagrada Familia a través de Gaudí, entendiendo perfectamente como esto te hace resurgir en el trabajo, siempre que dejemos entrar a Dios en nuestras vidas, pudiendo así crear e imaginar lo que jamás hubiésemos soñado.
Para finalizar la mañana, celebración de la Eucaristía en la Cripta, sobre la cual crece todo el edificio. La clave. La escena de la Anunciación, el ‘Sí’ de María, como ejemplo en nuestras vidas de fe y humildad, ayudándonos a hacernos pequeños y humildes ante la grandeza de Dios.