Así, el pasado sábado 26 de septiembre, un grupo de ocho familias misioneras, en total 45 personas, la mayoría con Highlands School El Encinar y la Universidad Francisco de Vitoria, y coordinados por el matrimonio de Miguel Osorio y Carmen Romero, participaron en la Misa del peregrino en la basílica, ganaron el jubileo y disfrutaron de un día de convivencia.
Gema Sáez, profesora de CAFYD de la UFV, nos aporta su testimonio y nos cuenta que “fue una auténtica experiencia de Iglesia en el que ofrecimos el comienzo de curso a la Virgen y pedimos para que nos hiciese dar testimonio de nuestra vida de la mejor forma posible”.
Testimonio de Gema Sáez
“Nosotros llegamos hace poco a la Familia Misionera, pero la sentimos como nuestra familia sin pensar en espacios de tiempo. Cada vez que proponen una actividad de grupo y apostolado no dudamos ni un momento y si nuestras circunstancias nos lo permiten (tenemos dos niños pequeños) ¡nos apuntamos “de cabeza”!
Este año el curso comenzaba con una peregrinación a Guadalupe, aprovechando que es año Santo Guadalupense y en cuanto lo comentaron… nos apuntamos sin preguntar. No sabíamos ni horarios, ni el plan exacto ni en qué iba a consistir la peregrinación, pero nos apuntamos. Nos sentimos tan en familia que llevamos con nosotros a un amigo colombiano que estaba en nuestra casa por unos días.
Pasamos un día cargado de ilusión y emoción. Ilusión por volver a vernos y emoción por empezar el curso de la mejor manera: haciéndolo a los pies y en manos de la Virgen de Guadalupe. Comenzamos con una misa, después paseo, comida y finalizamos con Rosario en comunidad y visita al Monasterio.
Fue una auténtica experiencia de Iglesia en el que ofrecimos el comienzo de curso a la Virgen y pedimos para que nos hiciese dar testimonio de nuestra vida de la mejor forma posible.
Nuestros hijos volvieron encantados con la experiencia, así como nuestro amigo… aunque las cuestas de la ciudad le llamaron la atención porque decía que para ser de Familia Misionera había que estar en forma “sin lugar a duda”. Nosotros le dimos que ¡claro que sí…! Tanto a nivel físico como espiritual… y que ¡por eso organizábamos estas peregrinaciones! Para cargar pilas para el cuerpo y para el espíritu”.
Año Santo Guadalupense
Las palabras de Gema tienen su eco en la Carta Pastoral que enmarca este Año Santo Guadalupense escrita por el Arzobispo de Toledo junto con los obispos extremeños, en donde, hablando del mandato misionero de todos los cristianos especialmente los laicos se afirma: “Ser misioneros, evangelizadores de las familias siendo familias misioneras; testigos del amor en nuestros ambientes laborales y culturales, en los espacios de ocio, y, ¿por qué no?, en países de misión si es que la llamada del Señor nos muestra estos amplios horizontes.
Estamos convencidos que peregrinar a Guadalupe no solo debe cambiarnos el corazón, llevándonos a una conversión y sanación profunda, sino que nos animará a tener la mirada alta, la visión lejana, los sueños grandes y los corazones abiertos para una respuesta generosa cuya meta ni siquiera podemos imaginar…”.