Gabriela tiene 18 años y, aunque es madrileña, lleva 12 años viviendo en Barcelona. Este año ha comenzado a estudiar Biomedicina en la Universidad Francisco de Vitoria. Y ha llegado con una inquietud. Meses antes de llegar, hizo el retiro Bartimeo, en Barcelona, y para ella todo cambió: “Marcó un antes y un después en mi vida y empecé, poco a poco, a crecer en la fe y mi camino hacia el cielo”. El 15 de abril de 2023, recibió el sacramento de la Confirmación de manos del Cardenal Osoro, en la Catedral de La Almudena. Su catequista ha sido el P. Gabriel Guajardo, L.C.

¿Qué te ha llevado a tomar la decisión de confirmarte en este momento, en esta etapa universitaria?

Para que me conozcáis un poco más, yo siempre he sido una niña con muchísimas preguntas y mucha inquietud acerca de la vida. Mi familia, mi gran pilar, siempre ha sido católica, pero no muy practicante. Fue a raíz de varias experiencias que pude conocer a Cristo. Una de esas razones fue gracias a mi madrina Isa, que apareció en mi vida cuando más la necesitaba.

Hasta mi último año de colegio no tuve un auténtico encuentro con Cristo. Tuve la oportunidad de hacer un retiro de jóvenes que, por primera vez se hacía en Barcelona, llamado Bartimeo. Y puedo decir que eso marcó un antes y un después en mi vida y empecé, poco a poco, a crecer en la fe y empezar mi camino hacia el cielo.

Decidí confirmarme este año de tantos cambios para realmente confirmar mi ‘sí’ a Cristo. Confirmar mi deseo de que por muchos cambios que haya en mi vida lo único invariable sea Él. Y qué mejor momento que en esta nueva etapa universitaria, en la que me he sentido más que nunca acompañada por Él.

Yo siempre he sido una niña con muchísimas preguntas y mucha inquietud acerca de la vida.

Después de estas experiencias, ¿quién es Cristo para ti ahora?

Cristo para mí es el camino, es la verdad, mi fuente de felicidad, quién me da seguridad en todo y una razón para vivir. También me gustaría mencionar a la Virgen María. Ella es el camino hacia Cristo y es a quien también acudo siempre.

Cristo, durante toda mi vida, pero sobre todo este último año, me ha hecho muchos regalos. Y ha sido a través de personas que ha puesto en mi camino. Esas increíbles personas me han ayudado a vivir la fe más intensamente, a poder compartir, a no tener miedo a confiar y, sobre todo, a seguirle a Él. Estoy enormemente agradecida.

La preparación a la confirmación me ha hecho acercarme a la Iglesia y a verla tal y como es: viva, alegre, llena de jóvenes y rebosante de amor

Cambia tu forma de ver a Cristo, a la fe y a la Iglesia misma, pero ¿qué está cambiando en tu vida?

Mi forma de ver a Cristo a lo largo de los años ha cambiado mucho. De no conocerlo, a verle como alguien lejano a querer saber todo sobre Él. En Barcelona fui a un colegio laico, y ahora, al ir a una universidad católica, puedo vivir la fe en mi día a día en todos los ámbitos. Me ha hecho acercarme mucho más a la Iglesia y, sobre todo, a ver a la Iglesia tal y como es, una Iglesia viva, alegre, llena de jóvenes y rebosante de amor.

Ahora a raíz de la confirmación, quiero ser testimonio de Su amor. Me gustaría aprender a hablar desde el corazón y acercar a la gente más alejada a Él.

¿Cómo has vivido la preparación para el sacramento? ¿Qué has descubierto?

Las catequesis para la confirmación han sido como darle a un niño una miga cuando tiene todo el pastel delante. Un querer saber más y más. Cuanto más conozco de Ti, más quiero acercarme. Ahora reconozco que tenía una sed enorme y eso se llama sed de Dios.

Empecé a dar catequesis para la preparación en Barcelona, pero al mudarme quería seguir y fue en la universidad donde vi que podía continuar. Descubrí que realmente Cristo es la Verdad y que no hay nada más real que su amor.

¿Cómo viviste toda la celebración? ¿Hay algo que movió especialmente tu corazón?

La ceremonia fue realmente preciosa, tuve los sentimientos a flor de piel en todo momento y sentí una felicidad inexplicable. Al caminar hacia el altar acompañada de mi queridísima madrina sonó la canción “El abrazo” de Hakuna. Una canción que ha estado muy presente estos últimos meses. “Viviré de rodillas y abrazando…”. Cómo hay que hacerse pequeño y dejarse hacer, dejándolo todo en Sus manos.

Ver a toda mi familia y amigos que han estado este año acompañándome y queriéndome fue un auténtico regalo.

¿Qué le dirías a las personas que se plantean preparase para este sacramento?

Les diría que den ese paso, que no tengan miedo a confirmar su ‘sí’. Que hoy en día mucha gente no quiere escuchar, no quieren quitarse las gafas de sol, no quieren abrir los ojos… pero no hay que temer a la luz, no hay que temer a la paz, a la alegría, a la verdad, porque Él es el camino. Con mi testimonio puedo decir que “El amor vence siempre”.