Una vocación social que comenzó muy joven, tal y como reveló en el vídeo con el que se le presentaba: “Yo quería ser inspector de policía y tuve encuentro muy profundo con el Señor, aunque al principio me resistí. Finalmente pedí la entrada al seminario y expliqué al arzobispo que me sentía llamado a ser sacerdote desde la exclusión. Me permitieron seguir ayudando y defendiendo a los pobres de manera limitada, y siempre defendiendo y nunca acusando, para que fuera compatible con el ministerio que ejercía. Llevo muchos años ejerciendo de abogado y de cura”, explicó Segovia.
“La acción social es la mano larga de Dios y el corazón de Jesús procurando que todo el mundo tenga lo necesario para vivir con la dignidad de los hijos de Dios. Debemos hacer una alianza con pobres como amigos, no como destinatarios, sino como amigos como con los que compartes”, añadió el sacerdote.
“Juntos somos la condición de posibilidad del testamento de Jesús, ser uno para que el mundo crea, como dice la Palabra”
“Siempre he pensado que los reconocimientos no son cosas a celebrar porque los que se dan en la tierra se nos descuentan en el Cielo, pero, en todo caso, lo entiendo como gesto de cariño no a mi persona, sino a una diócesis y a rostros concretos de personas anónimas que no tendrán reconocimiento, pero que dan buenas noticias a quienes las reciben malas de parte de la injusticia y la vida”, dijo Segovia, agradeciendo el galardón a todos los presentes.
“Cuando vamos juntos y superamos las tonterías que nos separan y somos capaces de seguir a Jesús, llenarnos de la experiencia de Dios y sentirnos convocados por el sufrimiento de los pobres, vemos lo esencial que es Dios y la humanidad dolorida”, explicó el sacerdote.
Además, afirmó que, durante la pandemia, “hemos sido más Iglesia que nunca, no porque estamos separados, sino porque íbamos juntos”, aseguró. “Cuando vamos entrañablemente juntos y nos ponemos a los pies de Cristo crucificado para ser un testimonio sensible, entonces hacemos creíble no solo a la Iglesia de Jesús, sino que visibilizamos a nuestro Dios, pues el mundo está necesitado de que Dios rompa ese silencio en el que le sumimos, en parte con nuestras divisiones”, explicó, que han sido muchas veces causa, dijo “de nuestros fracasos en la evangelización”.
“Juntos hacemos condición de posibilidad el testamento de Jesús, ser uno para que el mundo crea, como dice la Palabra”, concluyó el sacerdote.