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• Decía el P. Luis María Mendizábal que “todo lo que un laico pueda hacer igual o mejor que un cura, que lo haga”.
• Al sacerdote le toca discernir las iniciativas que tienen los laicos y tratar de potenciarlas o, al menos, dejar que existan.

Con todo, Javier Siegrist, de 47 años, y que el pasado 12 de octubre de 2022 cumplió 23 de sacerdote, tiene claro que los métodos de la Nueva Evangelización no lo son todo: “Estos son un primer anuncio que debe ser completado con una buena maduración de la fe por medio de una vida seria de oración, una vida intensa de sacramentos y una asidua vida de comunidad.

La Nueva Evangelización es un concepto muy amplio. ¿Cómo lo entiende?

Yo creo que la nueva evangelización no es más que un nuevo impulso en la evangelización de siempre. Es creer en la belleza, bondad y verdad del mensaje del Evangelio.

Bartimeo nació porque “nos dábamos cuenta de que con otros retiros ya llegábamos tarde y que había una edad apasionante en la que se toman las decisiones fundamentales, donde el encuentro con Cristo es crucial”.

La parroquia se ha convertido en un lugar en el que caben muchas experiencias que ayudan a “hacer Iglesia”. Esos nuevos métodos que decía san Juan Pablo II. ¿Hay una evolución en el concepto de parroquia?

Desde hace ya mucho tiempo se ve la parroquia como una familia de familias en la que todos caben y cada uno expresa su singularidad como una riqueza para toda la familia. Es la casa de todos porque es la casa de Dios.

¿Cómo se organiza para atender a todas estas realidades? ¿Qué papel tienen los laicos en su trabajo sacerdotal?

Decía el P. Luis María Mendizábal que “todo lo que un laico pueda hacer igual o mejor que un cura, que lo haga”. Para mí es absolutamente esencial la colaboración de los laicos (tengo la certeza de que la parroquia es lo que es por ellos mismos). Al sacerdote le toca discernir las iniciativas que tienen los laicos y tratar de potenciarlas o, al menos, dejar que existan.

Usted inició Bartimeo. ¿Qué necesidad necesitaba cubrir?

Yo no inicié Bartimeo, fue un trabajo de varios laicos, a los que yo aconsejaba. Nos dábamos cuenta de que con otros retiros ya llegábamos tarde y que había una edad apasionante en la que se toman las decisiones fundamentales, donde el encuentro con Cristo es crucial. Era necesario ayudar a los adolescentes en la confusión de su momento vital. Aunque quedan otras etapas de la vida de las personas que todavía no han sido bendecidas con estos tipos de medios de nueva evangelización como es la familia Emaús-Effetá-Bartimeo.

En este sentido, ¿la Iglesia en general se está adaptando a un nueva forma de hacer llegar el Evangelio a esta sociedad o todavía nos falta? ¿Qué retos tenemos?

La Iglesia no ha dejado nunca de adaptarse para hacer llegar el Evangelio. Pero nos faltará siempre mucho. Las posibilidades que ofrece el Evangelio son infinitas y la necesidad que hay es casi infinita… Pero estos métodos no son una forma cerrada de hacer llegar el Evangelio. Es un primer anuncio que debe ser completado con una buena maduración de la fe por medio de una vida seria de oración, una vida intensa de sacramentos, y una asidua vida de comunidad (un grupo y una dirección espiritual). Otros métodos ayudarán a crecer en el encuentro con Cristo. Por ejemplo, los Ejercicios Espirituales.

Lo que los laicos deben hacer es encontrar a Jesús, poner todas sus capacidades y dones al servicio de Dios en la Iglesia y trabajar unidos para construir el Reino de los Cielos.

¿Qué podemos hacer los laicos para sumarnos a esta Nueva Evangelización en nuestras parroquias?

Lo que los laicos deben hacer es encontrar a Jesús, que desde el Sagrario no deja de hablar. Y tratándole como un amigo a su amigo, preguntarle qué quiere de él. Poner todas sus capacidades y dones al servicio de Dios en la Iglesia y trabajar unidos para construir el Reino de los Cielos. En definitiva, lo que deberían hacer es ser santos y poner a Dios en el primer puesto en su día a día.