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Muy estimados en Cristo, miembros y amigos del Regnum Christi de España:
Unidos al dolor y a la gratitud que toda la Iglesia siente en estos momentos, también los miembros del Regnum Christi encomendamos con alegría profunda el encuentro definitivo de Benedicto XVI con el Señor. Un hombre humilde, sabio y valiente.
Se presentó al comienzo de su pontificado como “un simple, humilde trabajador en la viña del Señor”; nos dejó un magisterio lúcido y profundo, y, con evidente libertad de espíritu, renunció cuando consideró no tener las fuerzas para ejercer adecuadamente su ministerio.
Es además mucho lo que nosotros, como Regnum Christi, debemos a la solicitud pastoral, prudencia, firmeza y paternidad con las que nos guio en los años difíciles de hacer la verdad sobre nuestra historia, corregir lo necesario y renovar nuestro carisma.
Visitó España en varias ocasiones como cardenal Ratzinger para participar en diversos congresos y seminarios, y como Papa tuvimos el regalo de su presencia en tres ocasiones: en 2006 estuvo en visita pastoral para presidir el V Encuentro Mundial de las Familias en Valencia; en 2010 estuvo como peregrino de la fe en Santiago de Compostela en el Año Santo Compostelano y en Barcelona, donde consagró el templo de la Sagrada Familia; en 2011, para la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid.
Sin duda, su breve pontificado fue decisivo en la Iglesia para afrontar la verdad y encaminar una renovación necesaria orientada por lo esencial: la caridad auténtica, en la que centró su magisterio, y el encuentro con la persona de Cristo: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”, nos dijo en Deus caritas est. Su magisterio sobre el diálogo razón y fe ha inspirado una reflexión en las universidades del Regnum Christi, uno de cuyos frutos son los Premios Razón Abierta, de la Universidad Francisco de Vitoria en colaboración con la Fundación Ratzinger. Sus encíclicas sobre las virtudes teologales y sobre el desarrollo integral mediante la caridad en la verdad, así como el resto de su magisterio, tan centrado en el amor, van a seguir iluminándonos.
Pedimos a la Virgen María que lo introduzca de su mano materna en la casa del Padre.
P. Javier Cereceda, Betty Rivera, Emilio Martínez Albesa, Paloma Villena, José Miguel Mohedano