Misiones de Semana Santa | Carlos, Juventud Misionera de Valencia: “Han sido unas misiones de ‘iglesia en salida’ y abiertas a los jóvenes del pueblo”
LomásRC
Los misioneros visitaron las casas de los pueblos, la residencia de ancianos, jugaron con los niños, llevaron la comunión a los enfermos y organizaron los oficios, la Hora Santa, un Vía Crucis por las calles representado por los misioneros, procesiones, una peregrinación a la Ermita de Alfara… Carlos Ferris, de 24 años, miembros del Regnum Christi de Valencia, y Project Manager en una agencia de Marketing, nos explica que “la presencia de los misioneros en el día a día de la gente es un testimonio muy bueno de cercanía y de cómo la Iglesia está llamada a estar en medio del mundo, y de llevar el cariño y la alegría a todos”.
¿Qué han tenido de particular estas misiones?
Lo particular de estas misiones ha sido poder vivirlas tan cerca de Valencia, lo que te permite dar una continuidad en el apostolado durante el resto del año. Esa cercanía te permite también generar vínculos más fuertes con la gente, y hacer comunidad, que al final, es la esencia del Cristiano, el formar parte de una Iglesia viva y universal.
Creo que lo fundamental de las misiones consistió en el compartir: compartir la alegría del Evangelio. Han sido unas misiones especialmente bonitas gracias a la acogida que hemos recibido, lo que revela lo radical de la verdad de Cristo, en cómo completos desconocidos puede vivir como verdaderos hermanos bajo una misma fe.
Pienso que el anuncio o la evangelización, especialmente hoy en día, debe partir de la sencillez y la cercanía. De no buscar ‘convertir’ a nadie, sino de poder llevar a los demás esa luz y alegría que permanece en los que tenemos la suerte de haber conocido a Jesús. Para mí, ese es el testimonio principal de la Resurrección.
Lo particular de estas misiones ha sido poder vivirlas tan cerca de Valencia, lo que te permite dar una continuidad en el apostolado durante el resto del año.
También el darnos cuenta de lo afortunados que somos por tener los sacramentos tan accesibles en nuestro día a día: la misa, confesión, adoración… y ver que existen realidades tan cercanas físicamente, pero que viven una verdad muy distinta.
Y por supuesto, también han sido una misiones de una iglesia “en salida” y abierta al mundo. Dar testimonio de la fe y la alegría ante los jóvenes del pueblo. Compartir que la Iglesia sigue muy viva y no es sólo cosa de gente “mayor”, como tristemente es la realidad en muchos de estos pueblos. Esa misión también es fundamental para remover y generar preguntas que puedan llevar a la gente a Dios, al moverles a cuestionarse qué es esa alegría que nos hace diferentes, siendo tan iguales.
Los jóvenes de Valencia habéis hecho en años anteriores misiones urbanas, ¿las personas de las ciudades son muy diferentes a las de los pueblos cuando te acercas a hablarles de Dios y proponerles ir a vivir los oficios de semana Santa?
En mi experiencia, siento que hoy en día el principal problema es que es muy fácil quedarse en lo cómodo, en no complicarse la vida, o atreverse a hacer las cosas de forma diferente. La verdad que estas misiones, aunque hemos tenido una muy buena acogida y cordialidad por parte de todo el mundo al que nos hemos podido acercar para invitarle a los oficios, la realidad es que tampoco hemos podido ver un fruto inmediato.
Creo que debemos tener muy claro que, como misioneros, estamos llamados a sembrar y a llevar la palabra de Dios, como instrumentos suyos, pero sólo Él sabe cuándo esta germinará y dará frutos. Creo que vivir las misiones con la sencillez de instrumentos suyos es fundamental.
¿Cómo os recibe la gente de los pueblos?
En estas misiones estuvimos en 3 pueblos, encargados al mismo párroco. La verdad que la acogida fue muy buena, tanto por el párroco como por la gente del pueblo. Durante las misiones, pudimos visitar a la gente en sus casas para invitarles a los oficios y charlar con ellos, y tuvimos la oportunidad de acudir al asilo de ancianos para llevarles la Eucaristía y disfrutar con ellos de un buen rato de conversación y actividades. También pudimos organizar juegos y ratos de deporte con los niños del pueblo, casi todos los días.
Esa presencia de los misioneros en el día a día de la gente es un testimonio muy bueno de cercanía y de cómo la Iglesia está llamada a estar en medio del mundo, y de llevar el cariño y la alegría a todos.
El testimonio principal de la Resurrección es llevar a los demás la luz y la alegría de los que tenemos la suerte de haber conocido a Jesús.
¿Por qué dedicarle estos días a Cristo y a la Iglesia, en vez de ir a la playa o a descansar, que seguro lo tienes merecido?
Creo que en Semana Santa, especialmente, el mirar a Jesús sufriente en la cruz y todo lo que soportó por nosotros para darnos vida es el mejor testimonio para seguir adelante a pesar del cansancio o las dificultades de la misión. Son días para recordar la entrega en la cruz, y por ello, la oportunidad perfecta para, en cierto modo, entregarnos a los demás.
También ha habido muchos buenos momentos de descanso y convivencia. Para mí, compartir estos días con la familia que tengo dentro del Regnum Christi, es el mejor plan que uno pueda vivir.
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