Misiones urbanas en Valencia | Sandra y Guille: “Ver llegar a los oficios a personas que has parado en la calle es algo muy grande”
LomásRC
Sandra y Guille llevan siete años haciendo misiones con Familia Misionera acompañados por su hija María. El Señor siempre se hace presente de una forma especial en las misiones, y de estas en concreto destacan “la comunión entre las familias misioneras nuevas, cómo el Señor les ha buscado, les ha encontrado y les ha sorprendido, y han salido más enamoradas de Él, y con muchas ganas de repetir”.
¿Qué han tenido de particular estas misiones?
Normalmente estábamos acostumbrados a hacer misiones fuera de Valencia y dormir fuera, y llevamos dos años que son “en casa”, lo que las hace diferentes. Se ha salido a misionar por las calles de Valencia, y la misión ha sido mucho dentro del grupo también, porque había mucha familia nueva que eran sus primeras misiones.
¿En qué han consistido?
Los oficios se han desarrollado en la parroquia del Regnum Christi Mártires Valencianos. Aquí hemos apoyado en todo lo que nos ha pedido el párroco, el P. Cortina, L.C. Pero también hemos tenido momentos de convivencia en el club Faro, del ECYD, y un día de convivencia y formación en Vall de Flors.
¿Las personas de las ciudades son muy diferentes a las de los pueblos cuando te acercas a hablarles de Dios?
No tienen nada que ver, ni ellos ni nosotros. Nosotros tenemos más corte, vergüenza, miedos estando en tu ciudad, pero a la vez esto hace que el reto sea muy emocionante.
Las personas de la ciudad están con el tiempo ocupado en el momento en el que les paras, teniendo otro tipo de actividades, y cuando les paras, les cortas su actividad… De partida esto es una dificultad, pero en ocasiones lo convierte en el punto fuerte, porque les desconciertas y están atentos. Los niños en ambos casos son el “instrumentazo” de Dios.
En el caso concreto de Valencia, ¿qué diferencia hay entre hacer misiones en una parroquia asignada al Regnum Christi y otra parroquia que no lo es?
En una parroquia de Regnum Christi estás “en casa”, y conoces al párroco perfectamente, lo que agiliza el empezar a trabajar juntos. Por su parte, en los pueblos el dar la posibilidad a la gente de participar de los oficios que de no ir nuestro sacerdote ningún otro iría a celebrar a ese pueblo es muy satisfactorio. También la inquietud y curiosidad que les despierta el conocer nuestro movimiento. La alegría es diferente, pero la hay en ambos casos.
¿Qué es lo que más te ha impactado en esta experiencia misionera?
La comunión entre las familias misioneras nuevas, cómo el Señor les ha buscado, les ha encontrado y les ha sorprendido. Han salido más enamoradas de Él, y con muchas ganas de repetir.
¿Puedes contarnos alguna anécdota que hayas vivido en tu trato con la gente donde misionabais y que te haya tocado el corazón?
Lo más emocionante es cuando el Señor te permite tocar el gozo de sentirte instrumento. Cuando ves llegar a los oficios a personas que sabes que, de no haberles parado, no habrían acompañado a Jesús en su Pasión es algo muy grande. Esto te hace pensar en por qué paré a esta persona y no a otra, por qué le dije lo que le dije… Y siempre la respuesta es la misma: es Él el que obra en ti… Tú sólo pones tu ‘sí’, y Él hace “todo” lo demás.
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