¿Qué te pasa? Porque algo pasa. Miembros del Regnum Christi cuentan qué les ha pasado en las ordenaciones sacerdotales
LomásRC
La pregunta que les hemos hecho es la siguiente: “¿Qué pasa cuando asistes a unas ordenaciones sacerdotales?”. Y estas son sus respuestas.
P. Nicolás Núñez, L.C.: “Renovación total de nuestra vocación”
Vivir las ordenaciones sacerdotales legionarias en Roma es una experiencia de renovación total de nuestra vocación. Obviamente porque, como sacerdote, revives el compromiso del don recibido; pero no sólo eso, que ya es inmenso en sí, sino que como cristiano, como miembro del movimiento, como legionario, se vive la realidad de este don que trasciende al propio sacerdote y es para todos. La oportunidad de encontrarse con tantos amigos de diversas partes del mundo y ver que se comparte la misión en tantos lados es muy alentador.
Legionarios de Cristo acompañando al P. Valenzuela.
P. Mario López, L.C.: “El Señor sigue actuando en los jóvenes”
Dos cosas: renuevas la gracia que recibiste, la valoras más y la agradeces; la otra te alegras de ver que el Señor sigue actuando en los jóvenes y ellos son generosos en responder. Personalmente me imaginé todas esas personas que encontrarán al Señor por medio de estos nuevos sacerdotes. “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo”.
Ha sido una sensación de mucha alegría espiritual por recordar esas gracias que uno recibió hace unos años y que el Señor sigue dando a tantos otros jóvenes. Y finalmente también, la alegría de tantas almas que se van a beneficiar del ministerio sacerdotal de esos nuevos sacerdotes. Al final uno termina renovado en el espíritu para seguir ejercitando su ministerio esa misión que el Señor nos ha recomendado tan grande a todos los sacerdotes.
P. Nathan Wayne, L.C.: “Ver un milagro”
Para mí, ser testigo de una ordenación me causa una alegría muy especial: ver un milagro pasar, porque de verdad es un milagro. Una vocación solo Dios la puede suscitar en una persona. Yo creo que, como dice en estos días el prefacio de la misa, nos hace desbordar de alegría. De verdad, especialmente, si es un conocido, un amigo mío, es increíble.
P. Sebastián Rodríguez, L.C.: “Meditar en el regalo que Dios me ha dado”
En mi caso, como sacerdote, es un recuerdo de lo que ha pasado el 10 de diciembre 2016, el meditar en el regalo que Dios me ha dado, ese don que tengo entre manos y que nunca dejaré de asombrarme del valor que tiene. Y ayuda a ver con esperanza el futuro al ver que sigue habiendo corazones generosos dispuestos a decir “sí” a la llamada de Dios. Un momento también de oración, contemplando a cada diácono, y así pedir al Señor por cada uno de ellos y sus familiares.
P. Jorge Ranninger, L.C.: “El Amor de Dios con cada uno de los sacerdotes es increíble”
Es revivir un momento vital de mi vida. Lleno de emoción y de la Gracia de Dios. Dos sentimientos vienen a mi corazón. Lo primero, lo increíble del Amor de Dios con un cada uno de sus nuevos sacerdotes. Un Amor desbordante. Y lo segundo, la compañía consoladora de María en estos momentos decisivos. María siempre presente en mi vida y muy presente en la ordenación sacerdotal.
P. Marcin Jablonski, L.C.: “Nuestra unión es la de la sangre de Cristo”
Estas ordenaciones han sido muy hermosas porque la gran mayoría de ellos son hermanos con quienes he pasado varios años de formación juntos. Significaba mucho para mí poder acompañarles en la ordenación y en las primeras misas. Fue muy renovador al mismo tiempo porque, aunque me ordené hace tres meses, estar otra vez en ese momento cuando Dios, con tanta generosidad, regala el don del sacerdocio a otros hermanos míos, me ha recordado mi ordenación. Fue, de repente, verlos con otros ojos, verlos iguales a mí en el sentido de que hemos recibido el mismo don y entonces la unión entre nosotros ya es diferente, ya es la de la de Sangre de Cristo que todos los días celebramos en el altar.
Blanca García, laica del Regnum Christi: “Dos vocaciones que se complementan para la santidad”
Asistir a las ordenaciones no me ha dejado indiferente, me ha removido el corazón totalmente, recordándome el deseo que tengo de ser una con Él en mi vocación concreta. Experimentar el “sí” tan profundo, libre y alegre que dieron los 29 sacerdotes que se ordenaron, solo me lleva a querer vivir ese mismo “sí” a Jesús en mi día a día. Se notaba que el Espíritu Santo estuvo muy presente en todo momento, derramando muchas gracias sobre cada uno de nosotros, sobre la Iglesia y sobre la familia Regnum Christi. Además de darme cuenta de la complementariedad de ambas vocaciones para alcanzar la Santidad. ¡Cuánto les necesitamos y que agradecida estoy!
Nacho Artero, laico del Regnum Christi: “Encontrarse con la mirada de Cristo como estos hombres”
Asistir ha sido una experiencia de Iglesia, y concretamente de familia Regnum Christi, muy renovadora y vivificante. Además, ser testigo de lo que es la verdadera libertad te recuerda la necesidad que tiene el mundo de encontrarse con la mirada de Cristo como estos hombres lo han hecho.
María Fernández, laica del Regnum Christi: “Experiencia de lo real y vivo que es Jesús”
Es difícil explicar en palabras como el corazón, que está bien hecho, hace experiencia de lo real y vivo que es Jesús, hay una gracia. A nivel comunidad Regnum Christi es una pasada, ¡también acompaña a hacer experiencia de Dios!
Jesús del Pozo, laico del Regnum Christi: “Poner nuestra vida en sus mano, dar fruto”
Presencias la confianza y la gracia especial que derrama Dios sobre los ordenados, y los ánimos que nos da a los que les hemos acompañado para darle a Él también nuestro “sí”. Y así, poniendo nuestra vida en sus manos, dar fruto, siendo testigos del amor de Cristo.
Gonzaga de Bofarull, laico del Regnum Christi: “Una experiencia de la belleza que Dios derrama sobre los hombres”
Poder estar acompañando a los legionarios que se iban a ordenar en Roma fue una experiencia de la belleza que Dios derrama sobre hombres de carne y hueso, fue una gracia ser testigos del milagro que es el orden sacerdotal y también fue espectacular poder vivir la comunión de la familia Regnum Christi en torno a esta gran fiesta.
Luiza Mendes, consagrada del Regnum Christi: “¡Uff…! Creo que tocas ‘un poquito’ de cielo en esta tierra”
¿Qué pasa? ¡Uff…! Creo que tocas “un poquito” de cielo en esta tierra… Y eso, ¡es un regalo! Es palpar a Dios fiel: que llama, acompaña, permanece. Permanece en ellos y a través de ellos, pues ahora recibiremos a Jesús de sus manos ungidas… ¡¡Poder haberles acompañado este día ha sido una GRACIA de Dios con mayúsculas!!
Hellen González, consagrada del Regnum Christi: “Impresiona mucho ver a unos sencillos hombres ser portadores de Jesús”
Yo creo que el Señor me ha regalado la gracia de renovar mi fe. Él actúa siempre a través de otro. Dios puede actuar directamente en la vida de las personas y de los hombres y de la Iglesia, pero también le gusta tener colaboradores que actúen en su nombre y Él actuar a través de ellos. Se ha renovado mi fe en las mediaciones e impresiona mucho ver a unos sencillos hombres, frágiles, ser portadores de Jesús.
Marilú Alvarez, consagrada del Regnum Christi: “Te sobrecoge que gracias a su ‘sí’ podemos tener a Cristo Eucaristía”
A mí me sobrecoge ver a esos hombres diciendo que “sí” a ese misterio -para ellos, los primeros- del misterio del sacerdocio, de haber sido llamados, y te sobrecoge ver que detrás de cada uno de ellos hay muchas personas que les han sostenido y le sostienen. Te sobrecoge pensar que gracias a su “sí” podemos tener la presencia de Cristo Eucaristía y podemos recibir el perdón. También te hace consciente de la responsabilidad y la tarea y la misión que tenemos los que estamos cerca de ellos, los que formamos parte de una misma comunidad de misión, la responsabilidad que tenemos de acompañarles de no dejarles solos porque son hombres normales, frágiles, y que necesitan una comunidad, una familia para poder mantener su “sí” en el tiempo.
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