Paty Maxwell: “¿Mi responsabilidad con los enfermos? Amar y acompañar, en el sentido más total de la palabra”
LomásRC
- “Tienes dos opciones: o pensar que es a Cristo quien estás tocando y lavando, o ponerte en su lugar ¿y si fueses tú, cómo te gustaría ser tratado, mirado, querido?”.
- “Los cinco días de Lourdes son mis días favoritos de todo el año, los espero como agua de mayo”.
Para Paty esta ha sido la cuarta peregrinación a Lourdes acompañando a enfermos. La primera fue con su colegio, Everest School Monteclaro, en Bachillerato. Una experiencia que le ha dejado una huella profunda. Tiene 25 años, y nos ha contado su experiencia: “Quizá te puede imponer al principio, claro que te da respeto cambiar un pañal a una señora mayor o duchar a un enfermo, pero cuando te das cuenta de que eres sus manos y sus pies, y que si no lo haces tú, él por sí mismo no puede, inmediatamente te cambia la actitud”. Esta chica de la sección de Ronda lo recomienda a todos los jóvenes: “Lourdes te enseña a vivir en plenitud lo que es la vida con mayúsculas”.
¿Qué te mueve a ir a Lourdes con enfermos?
Fui por primera vez con 17 años, gracias a mi colegio (Everest School Monteclaro). Era el viaje que hacíamos como curso en segundo de Bachillerato. Quiero aprovechar para darles las gracias ya que, desde entonces, seguimos volviendo muchas antiguas alumnas, todas coincidimos en que ha sido el mayor regalo que nos ha dado el colegio. Esa primera experiencia me transformó y supe desde entonces que volvería con el mismo equipo (el equipo verde) todos los años que pudiese.
¿Qué me sigue moviendo cada año para volver? La verdad es que no lo sé…. diría que por un lado la Virgen, es ella quien te vuelve a llevar año tras año y es su presencia la que transforma, toca y mueve los corazones de quienes vamos. Por otro lado, esa segunda familia que tenemos todos los hospitalarios: ¡nuestro equipo! En mi caso, en ellos he descubierto una familia que lleva estando a mi lado 8 años.
Esa primera experiencia en Lourdes me transformó y supe desde entonces que volvería con el mismo equipo (el equipo verde) todos los años que pudiese.
¿No te cuesta salir de ti mismo para acercarte al mundo del enfermo e ir a su encuentro?
Para nada, siempre lo digo: los cinco días de Lourdes son mis días favoritos de todo el año, los espero como agua de mayo. Quizá te puede imponer al principio, claro que te da respeto cambiar un pañal a una señora mayor o duchar a un enfermo, pero cuando te das cuenta de que eres sus manos y sus pies, y que si no lo haces tú, él por sí mismo no puede, inmediatamente te cambia la actitud.
Es tener la oportunidad de amar en lo más sencillo. Es tanta su humildad que yo siempre me acuerdo del versículo “quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada” (Ex 3, 5).
Además, después de tantos años estableces una relación: son personas a las que quieres y que son tu familia. Como dijo un hospitalario: “Tienes dos opciones: o pensar que es a Cristo quien estás tocando y lavando, o ponerte en su lugar ¿y si fueses tú, cómo te gustaría ser tratado, mirado, querido?”.
¿En esta ocasión cuál ha sido tu responsabilidad con los enfermos? (paseos, piscinas, comidas…) ¿Qué tipo de enfermos tenías a tu cargo esta vez?
¿Mi responsabilidad? Amar y acompañar, en el sentido más total de la palabra. En mi equipo vamos con niños (que son adultos) y sus madres. Por lo tanto acompañamos a ambos desde que se levantan hasta que se acuestan.
A otros jóvenes les digo que Lourdes te enseña a vivir en plenitud lo que es la vida con mayúsculas.
¿Qué te llevas en el corazón de estos días en Lourdes?
Me llevo el amor incondicional de Luis y su risa de felicidad pletórica. Luis es uno de los niños de mi equipo. ¡También me llevo el ejemplo de esas madres, su fortaleza y amor inagotable!
Me llevo una frase que me dijo un camillero de mi equipo: “Pide la luna y se te dará más”, porque cuando piensas que Dios no puede darte más siempre te vuelve a sorprender, su fidelidad es inagotable, creativa y desbordante y su amor sobreabundante.
Por último me llevo a Jesús, el gran protagonista de todo esto, el único que puede enseñarnos a amar cada día más y mejor.
¿Por qué crees que otros chicos y chicas jóvenes deberían colaborar con los enfermos de Lourdes?
Simplemente es una experiencia que hay que vivir una vez en la vida, no hay palabras para describirlo, es el mayor regalo que te puedes hacer. No hay manera de describir Lourdes sin ir ahí. Es un encuentro con lo esencial, lo único verdaderamente importante y además, por si fuera poco, es un auténtico planazo. Lourdes te enseña a vivir en plenitud lo que es la vida con mayúsculas.
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