A continuación te ofrecemos las respuestas de tres miembros del Colegio Directivo Territorial, la del P. Javier Cereceda, L.C., director territorial de los legionarios de Cristo, la de Emilio Martínez, laico consagrado, y la del laico José Miguel Mohedano.

Javier Cereceda, L.C., director general de los Legionarios de Cristo

El camino sinodal que la Iglesia ha emprendido recuerda la vocación universal a la santidad y al apostolado que cada cristiano recibe el día de su bautismo. En el Regnum Christi nos sentimos reforzados a aplicar lo que en nuestra espiritualidad supone este espíritu sinodal. Que no es otra cosa que la corresponsabilidad de cada uno de los que formamos parte de esta familia espiritual en poner todo lo que está en nuestra parte, en la medida de nuestras capacidades y vidas, para hacer presente a Cristo en nuestra sociedad.

Emilio Martínez Albesa, laico consagrado del Regnum Christi y miembro del CDT

Como toda la Iglesia y con toda la Iglesia, el Regnum Christi también se pone a la escucha del Espíritu Santo a través de este camino sinodal, en el que todos los creyentes somos llamados a participar. Este camino eclesial coincide felizmente con el discernimiento apostólico que estamos haciendo en estos meses en el Regnum Christi, escuchándonos unos a otros a través de los Encuentros con Cristo, para descubrir hacia qué horizontes misioneros quiere el Señor enviarnos con ocasión de la convención internacional del 2024.

Así, el Sínodo será un marco de referencia fundamental para nuestro propio discernimiento misionero, pues debemos alinear nuestros esfuerzos evangelizadores con las prioridades de toda la Iglesia.

El gran valor que nos aporta el camino sinodal a los laicos es el de avivar nuestra conciencia de ser Iglesia y de ser Regnum Christi, es decir, de estar llamados por Dios a participar como protagonistas en su vida y misión. Además, reclama de quienes hoy estamos en puestos directivos facilitar el involucramiento de todos en la vida y misión común de nuestra familia espiritual y cuerpo apostólico.

José Miguel Mohedano, laico que asiste al CDT

Es una oportunidad para tener un momento de escucha profunda del Espíritu Santo que siempre nos habla como Iglesia, pero a veces no damos el espacio de hacerlo por los azares del día a día. Reservar ese momento en verdadera Comunidad, que se siente unida en la misión y que camina también unida, requiere humildad para escuchar al Señor y a los demás, y también para acoger a nuestros hermanos, a veces al ritmo del más lento. Además, necesitamos firmeza amorosa para ponernos en acción ante los retos de la sociedad actual, con un liderazgo creativo y propositivo, con la alegría y la luz del Espíritu, que todo lo hace nuevo y a la vez ilumina el camino a la verdad y hacia Dios.