El nuevo diácono nació en hace 32 años, y en su biografía hay una amplia relación con el Regnum Christi: “Me incorporé al ECYD y a los 16 años pasé al Reino. Mis padres ya eran de Reino, y a mí me bautizó un legionario… así que supongo que lo llevaba en el ADN…”.
Estudió unos años en colegio Real Monasterio de Santa Isabel y actualmente, en Roma, simultanea sus estudios sacerdotales con su dedicación a los jóvenes universitarios y catequesis en la cárcel de Roma.
También participa en un apostolado a través de vídeos (Hablando en Cristiano), y ha escrito un libro, que publicará Dios mediante en septiembre… Aburrirse, no se aburre. Así que no te pierdas la entrevista a continuación.
H. Rafael, ¿en qué medida su vocación es fruto de una familia en la que se vive la fe?
Luego he tenido momentos de dificultad y de lucha en mi vida, pero esa alegría estable como telón de fondo nunca me ha abandonado. Y en los momentos de oscuridad, miras atrás y dices “todo esto era verdad: he vivido inmensamente feliz durante cinco, diez, quince años siguiendo a Cristo… así que o Dios existe y me llama, o debo estar como una cabra”.
También el momento de la crisis del Fundador fue una prueba, claro, pero allí Dios me regaló la certeza de que era Él quien me llamaba a ser legionario, y no ningún ser humano. Y que incluso aunque toda mi vida estuviera marcada por el estigma de ese fundador, ese era precisamente el camino en que mi vida iba a dar frutos para el Reino.
¿Ya tiene destino como diácono?
¡Sí! Iré a la Francisco de Vitoria, para unirme al equipo de capellanes, ayudar en las secciones de jóvenes de Madrid y eventualmente empezar a dar clases también en la universidad. Estoy muy contento y agradecido por la oportunidad, porque me atrae mucho el combinar el trabajo pastoral juvenil con el poder dar clases de materias filosóficas, escribir, dar conferencias… creo que puede ser una buena combinación.
Si no fuera sacerdote, ¿qué le hubiera gustado estudiar?
Antes de entrar en la Legión empecé la carrera de Derecho, y entonces no sabía bien si quería ser periodista, ejercer de abogado o acabar en el mundo de la política. Supongo que siempre me atrajo la idea de cambiar el mundo (objetivos modestos y realistas, ¡jeje!), y para ello me llamaba el campo de la batalla cultural y política, la transmisión de ideas…
Usted se ordena en un momento muy especial en la vida del Regnum Christi, y en concreto de la congregación de los legionarios de Cristo, pero entró en unos años complejos. Con esta experiencia, ¿se fortalece la vocación, se purifica?