Al llegar, el Arzobispo fue recibido por el equipo directivo y los alumnos, a quienes invitó a “ser buenos” y a saberse queridos por sus padres, profesores y especialmente por Dios.
La ceremonia de bendición de una capilla es preciosa y está llena de símbolos que consisten en expresar ese amor de Dios que quiere estar presente entre los hombres; que esa va ser la casa de Jesús, y por tanto la casa de todos; y que es un lugar sagrado: que en él va estar y va a hacerse presente Cristo mismo vivo en cada Eucaristía.
El arzobispo estuvo acompañado por el P. Javier Cereceda, Director Territorial de los Legionarios de Cristo y miembro del Colegio Directivo Territorial del Regnum Christi en España, el P. Borja Mac-Crohon, Director de Highlands School, y diferentes sacerdotes Legionarios de Cristo, de la curia de Sevilla y de distintas parroquias.
Las ofrendas para la bendición del altar fueron portadas por las consagradas Yoli García, Paola Gálvez, las alumnas María Román y Lourdes Carrasco, Rocío Montes, los miembros laicos del Regnum Christi Martina Camacho, María José Ternero, Antonio Oriol, Santiago Llorente, Carmen Lazcano, el matrimonio Molina MacKinlay, y la alumni Carmen Dávila Escudero.
En cada Eucaristía asistimos a un milagro
Tras la bendición, comenzó la Misa en la que el Arzobispo destacó que “es importante que vivamos con toda la intensidad del mundo la Eucaristía, que es actualizar el sacrificio redentor del Señor. En cada celebración de la Eucaristía asistimos a un milagro”, afirmó.
También subrayó que “la educación es una obra de arte y la más bella, al ayudar a la persona a que desarrolle todos los talentos gracias y virtudes que Dios le concede, y a entrar en camino de santidad”.
Así mismo, recordó la importancia de “enseñar a los pequeños y a los adolescentes ese tú a tú en la oración, en la relación personal con Cristo y que vengan ante el Sagrario y le pidan fuerza, luz y gracias por todos los dones recibidos”.