También se pueden hacer caminos sinodales en instituciones, movimientos, realidades eclesiales… y entregar las conclusiones a la diócesis como las mismas estrablezcan.
Esta fase diocesana concluye en agosto de 2022.

¿Cómo se realiza hoy, a diversos niveles (desde el local al universal) ese ‘caminar juntos’ que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, de acuerdo a la misión que le fue confiada; y qué pasos el Espíritu nos invita a dar para crecer como Iglesia sinodal?

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Hacer memoria sobre cómo el Espíritu ha guiado el camino de la Iglesia en la historia y nos llama hoy a ser juntos testigos del amor de Dios.

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Vivir un proceso eclesial participado e inclusivo, que ofrezca a cada uno – en particular a cuantos por diversas razones se encuentran en situaciones marginales – la oportunidad de expresarse y de ser escuchados para contribuir en la construcción del Pueblo de Dios.

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Reconocer y apreciar la riqueza y la variedad de los dones y de los carismas que el Espíritu distribuye libremente, para el bien de la comunidad y en favor de toda la familia humana.

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Experimentar modos participados de ejercitar la responsabilidad en el anuncio del Evangelio y en el compromiso por construir un mundo más hermoso y más habitable.

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Examinar cómo se viven en la Iglesia la responsabilidad y el poder, y las estructuras con las que se gestionan, haciendo emerger y tratando de convertir los prejuicios y las prácticas desordenadas que no están radicadas en el Evangelio.

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Sostener la comunidad cristiana como sujeto creíble y socio fiable en caminos de diálogo social, sanación, reconciliación, inclusión y participación, reconstrucción de la democracia, promoción de la fraternidad y de la amistad social.

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Regenerar las relaciones entre los miembros de las comunidades cristianas, así como también entre las comunidades y los otros grupos sociales, por ejemplo, comunidades de creyentes de otras confesiones y religiones, organizaciones de la sociedad civil, movimientos populares, etc.

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Favorecer la valoración y la apropiación de los frutos de las recientes experiencias sinodales a nivel universal, regional, nacional y local.

2- Escuchar
3- Tomar la palabra
4- Celebrar
5- Corresponsables en la misión
6- Dialogar en la Iglesia y en la sociedad
7- Con las otras confesiones cristianas
8- Autoridad y participación
9- Discernir decidir
10- Formarse en la sinodalidad

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Preguntarse sobre las experiencias en la propia Iglesia particular que hacen referencia a la pregunta fundamental.

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Releer más profundamente estas experiencias: ¿qué alegrías han provocado? ¿qué dificultades y obstáculos se han encontrado? ¿qué heridas han provocado? ¿qué intuiciones han suscitado?”.

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Recoger los frutos para compartir: ¿dónde resuena la voz del Espíritu en estas experiencias? ¿qué nos está pidiendo esa voz? ¿cuáles son los puntos que han de ser confirmados, las perspectivas de cambio y los pasos que hay que cumplir? ¿dónde podemos establecer un consenso? ¿qué caminos se abren para nuestra Iglesia particular?”.

1 El Documento Preparatorio. Es precioso, es breve -25 páginas-. Y contiene:

– Visión general sobre el tema del Sínodo, «Para una Iglesia Sinodal: Comunión, participación y misión».
– Objetivos del Sínodo
– Cómo será el proceso de consulta

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El Vademecum

Hay otros dos documentos que se recomiendan para quien quiera profundizar:

– Discurso del Papa Francisco para la Conmemoración del 50° aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos
-La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia (Comisión Teológica Internacional)

Escuchar a los demás para escuchar al Espíritu Santo
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En un contexto espiritual, enraizado en la liturgia, en la Palabra de Dios y en la oración
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Una experiencia vivida en común, no solamente un simple cuestionario
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Un proceso, no sólo un evento
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Discernir juntos, para que las decisiones sean para el bien de todos